(Escrito con ocasión del secuestro del pesquero Playa de Bakio, recupera ahora toda su vigencia con ocasión del secuestro y liberación del pesquero Alakrana, otra gloriosa página para la Armada española, gracias al gobierno)
La historia en su devenir, como el destino, nos depara en ocasiones ironías de lo más curiosas. Y sino, juzgad si lo que a continuación relato no tiene su cierta chispa de ironía.-
Cuentan los libros de historia (y también la wikipedia), que a mediados del siglo XIX vivió un marino español llamado Casto Méndez Núñez, gallego él, ya que nació en Vigo en 1824 (hoy los de la Coruña, perdón A Coruña, discutirían eso de gallego referente a un vigués, más bien portugués para ellos). Este buen marino español fue educado, me imagino yo, en las viejas esencias de las glorias patrias (ya sabéis Lepanto, Covadonga, las Navas de Tolosa, al grito de Santiago y cierra España, etc, esas mismas que hoy conviene olvidar para no socavar la Alianza de Civilizaciones).
Pues bien, este buen marino durante la guerra que enfrentó a España con Bolivia, Chile, Ecuador y Perú (1864-1866), dirigió la escuadra española, bombardeando la ciudad y puerto de Valparaíso en Chile y atacando las espléndidas fortificaciones del puerto del Callao en Perú. En aquella época ambas plazas se consideraban inexpugnables y su ataque más propio de suicidas que de personas cabales. Tanto es así que la última de ellas, El Callao, se defendió con tal fiereza que antes de poder destruir sus baterías, el buen Méndez Núñez perdió por avería dos de sus cinco barcos y terminó el combate herido en su camarote, pero con la satisfacción del deber cumplido. Cuentan las leyendas que pululan en la historia que antes de atacar tan formidables baluartes y a los que le solicitaban mesura y cordura antes de emprender tan loca aventura, les soltó una frase que ha perdurado como ejemplo de defensa del honor y los principios a toda costa: Más vale honra sin barcos que barcos sin honra.
Seguro que todo lo anterior nos parece a los ciudadanos de hoy en día un derroche de honor y valentía más propios del romanticismo del siglo XIX, que del ambiente materialista, practico, hedonista, egoísta, egocéntrico, (virtudes todas ellas) de los albores del XXI. Y si todavía tenéis alguna duda que este buen hombre era evidentemente de otra época muy distinta de la nuestra, para despejarla os diré que, además, al final de su carrera Casto Méndez Núñez fue ascendido a teniente general, ascenso que rehusó. ¡¡ Toma ya !!, con dos cojones, que diría aquel.-
Pues bien, en honor a este glorioso marino español, hoy un barco de la armada española lleva, con todo merecimiento, su nombre: la Fragata Méndez Núñez, botada en el año 2006.-
Y es aquí donde nos acercamos a las ironías que nos depara la historia. Como sabréis, recientemente un barco pesquero español, el Playa de Bakio, fue secuestrado en las Costas de Somalia por unos piratas afroafricanos, que diría aquel locutor tan políticamente correcto, es decir, negros muy negros. El gobierno socialista de Rodríguez Zapatero envió a la zona a la citada fragata Méndez Núñez. Su misión era vigilar el desarrollo del secuestro, proteger a los secuestrados ante cualquier acción violenta de los secuestradores y tranquilizar así, a los pescadores españoles, a sus familias y a la ciudadanía en general.
El gobierno de Zapatero decidió, por la seguridad de los secuestrados, pagar el rescate a los piratas, 1,2 millones, no de reales de vellón, sino de dólares de curso legal. De donde ha salido el dinero es asunto que es mejor no investigar (tal vez sea usted, amigo lector contribuyente, el pagano de esta historia). La entrega la hicieron unos agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), espías vamos, para entendernos, mandados por el gobierno de Zapatero a la zona para tal fin. A salvo los secuestrados, muchos esperábamos que la Fragata Méndez Núñez hiciera honor a su nombre y se lanzara fulgurante, rauda, veloz e intrépida, a apresar a los piratas felones y a recuperar la pasta. Medios tenía para ello sobrados, ya que no en vano está dotada con los más modernos adelantos, que cuestan, dicho sea de paso, no un huevo, sino un huevón.-
Pero nuestro gozo en un pozo. La fragata llego, miró y no hizo nada y los piratas están ahora disfrutando del precio del rescate en algún paraíso, seguramente caribeño, no en la Isla Tortuga, sino algo más actual como Barbados, Playa Bávaro o Punta Cana. Dice el gobierno, justificando su pasividad, que lo hizo para evitar las represalias de los piratas contra los demás pesqueros españoles en la zona. Deben ser estos modernos piratas más temibles que los Morgan o los Barbarroja de antaño, para acojonar, perdón, he querido decir acongojar, a la octava potencia mundial, con una moderna fragata, un avión orión y james bones destinados a la zona.-
Este razonamiento del gobierno puede ser tan bueno como otro cualquiera, pero tal puede ser que ahora decenas de piratas somalíes estén oteando con denuedo el horizonte marino en búsqueda de pesqueros con bandera española, de los que secuestras, pagan y chitón. Que a nadie le amarga un dulce y más si sale de balde.-
En definitiva y aquí está la ironía que nos regala la historia, creo que en esto de los piratas somalíes me da a mí que hemos salido, con barco, pero sin honra, es decir, todo lo contrario que la dichosa frasecita que dijera en sus cinco minutos de gloria el bueno de Casto Méndez Núñez, el cual después de haber visto el triste papel de convidado de piedra que ha representando la fragata que lleva su nombre, debe haberse removido en su tumba del Panteón de Marinos Ilustres en el gaditano pueblo de San Fernando.
Yo, para evitarle más penas, de las que ya de por sí su estado de difunto le procura, votaría por cambiarle el nombre a la dichosa fragata. Sería muy apropiado y acorde al papel jugado ponerle uno como Fragata Rodríguez Zapatero, con algún apelativo añadido como el Dialogante, el Diplomático o el del Talante (no confundir con talentoso). Pero como no está bien ponerle a un barco de la armada el nombre de un ilustre en activo, sería más conveniente otro apropiado tomado de la historia, como por ejemplo Fragata Godoy, que además con esto de la celebración del bicentenario del dos de mayo viene ni que al pelo.-
¿Tiene o no tiene ironía la cosa?.-
Cuentan los libros de historia (y también la wikipedia), que a mediados del siglo XIX vivió un marino español llamado Casto Méndez Núñez, gallego él, ya que nació en Vigo en 1824 (hoy los de la Coruña, perdón A Coruña, discutirían eso de gallego referente a un vigués, más bien portugués para ellos). Este buen marino español fue educado, me imagino yo, en las viejas esencias de las glorias patrias (ya sabéis Lepanto, Covadonga, las Navas de Tolosa, al grito de Santiago y cierra España, etc, esas mismas que hoy conviene olvidar para no socavar la Alianza de Civilizaciones).
Pues bien, este buen marino durante la guerra que enfrentó a España con Bolivia, Chile, Ecuador y Perú (1864-1866), dirigió la escuadra española, bombardeando la ciudad y puerto de Valparaíso en Chile y atacando las espléndidas fortificaciones del puerto del Callao en Perú. En aquella época ambas plazas se consideraban inexpugnables y su ataque más propio de suicidas que de personas cabales. Tanto es así que la última de ellas, El Callao, se defendió con tal fiereza que antes de poder destruir sus baterías, el buen Méndez Núñez perdió por avería dos de sus cinco barcos y terminó el combate herido en su camarote, pero con la satisfacción del deber cumplido. Cuentan las leyendas que pululan en la historia que antes de atacar tan formidables baluartes y a los que le solicitaban mesura y cordura antes de emprender tan loca aventura, les soltó una frase que ha perdurado como ejemplo de defensa del honor y los principios a toda costa: Más vale honra sin barcos que barcos sin honra.
Seguro que todo lo anterior nos parece a los ciudadanos de hoy en día un derroche de honor y valentía más propios del romanticismo del siglo XIX, que del ambiente materialista, practico, hedonista, egoísta, egocéntrico, (virtudes todas ellas) de los albores del XXI. Y si todavía tenéis alguna duda que este buen hombre era evidentemente de otra época muy distinta de la nuestra, para despejarla os diré que, además, al final de su carrera Casto Méndez Núñez fue ascendido a teniente general, ascenso que rehusó. ¡¡ Toma ya !!, con dos cojones, que diría aquel.-
Pues bien, en honor a este glorioso marino español, hoy un barco de la armada española lleva, con todo merecimiento, su nombre: la Fragata Méndez Núñez, botada en el año 2006.-
Y es aquí donde nos acercamos a las ironías que nos depara la historia. Como sabréis, recientemente un barco pesquero español, el Playa de Bakio, fue secuestrado en las Costas de Somalia por unos piratas afroafricanos, que diría aquel locutor tan políticamente correcto, es decir, negros muy negros. El gobierno socialista de Rodríguez Zapatero envió a la zona a la citada fragata Méndez Núñez. Su misión era vigilar el desarrollo del secuestro, proteger a los secuestrados ante cualquier acción violenta de los secuestradores y tranquilizar así, a los pescadores españoles, a sus familias y a la ciudadanía en general.
El gobierno de Zapatero decidió, por la seguridad de los secuestrados, pagar el rescate a los piratas, 1,2 millones, no de reales de vellón, sino de dólares de curso legal. De donde ha salido el dinero es asunto que es mejor no investigar (tal vez sea usted, amigo lector contribuyente, el pagano de esta historia). La entrega la hicieron unos agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), espías vamos, para entendernos, mandados por el gobierno de Zapatero a la zona para tal fin. A salvo los secuestrados, muchos esperábamos que la Fragata Méndez Núñez hiciera honor a su nombre y se lanzara fulgurante, rauda, veloz e intrépida, a apresar a los piratas felones y a recuperar la pasta. Medios tenía para ello sobrados, ya que no en vano está dotada con los más modernos adelantos, que cuestan, dicho sea de paso, no un huevo, sino un huevón.-
Pero nuestro gozo en un pozo. La fragata llego, miró y no hizo nada y los piratas están ahora disfrutando del precio del rescate en algún paraíso, seguramente caribeño, no en la Isla Tortuga, sino algo más actual como Barbados, Playa Bávaro o Punta Cana. Dice el gobierno, justificando su pasividad, que lo hizo para evitar las represalias de los piratas contra los demás pesqueros españoles en la zona. Deben ser estos modernos piratas más temibles que los Morgan o los Barbarroja de antaño, para acojonar, perdón, he querido decir acongojar, a la octava potencia mundial, con una moderna fragata, un avión orión y james bones destinados a la zona.-
Este razonamiento del gobierno puede ser tan bueno como otro cualquiera, pero tal puede ser que ahora decenas de piratas somalíes estén oteando con denuedo el horizonte marino en búsqueda de pesqueros con bandera española, de los que secuestras, pagan y chitón. Que a nadie le amarga un dulce y más si sale de balde.-
En definitiva y aquí está la ironía que nos regala la historia, creo que en esto de los piratas somalíes me da a mí que hemos salido, con barco, pero sin honra, es decir, todo lo contrario que la dichosa frasecita que dijera en sus cinco minutos de gloria el bueno de Casto Méndez Núñez, el cual después de haber visto el triste papel de convidado de piedra que ha representando la fragata que lleva su nombre, debe haberse removido en su tumba del Panteón de Marinos Ilustres en el gaditano pueblo de San Fernando.
Yo, para evitarle más penas, de las que ya de por sí su estado de difunto le procura, votaría por cambiarle el nombre a la dichosa fragata. Sería muy apropiado y acorde al papel jugado ponerle uno como Fragata Rodríguez Zapatero, con algún apelativo añadido como el Dialogante, el Diplomático o el del Talante (no confundir con talentoso). Pero como no está bien ponerle a un barco de la armada el nombre de un ilustre en activo, sería más conveniente otro apropiado tomado de la historia, como por ejemplo Fragata Godoy, que además con esto de la celebración del bicentenario del dos de mayo viene ni que al pelo.-
¿Tiene o no tiene ironía la cosa?.-
NOTA.- El tres de mayo de dos mil once la Audiencia Nacional dicto sentencia contra los secuestradores del pesquero vasco Alakrana en la que se declaraba expresamente que "sin duda alguna no ha sido la empresa armadora sino organismos públicos vinculados al Gobierno español quienes han satisfecho la cantidad que se ha abonado por la liberación de los tripulantes y del propio pesquero". A pesar de ello, el gobierno de España sigue negando haber pagado ningún rescate. "España se merece un gobierno que no nos mienta". Esto es lo que dijo Rubalcaba la noche del día de reflexión previa a las elecciones generales del 14-M-2004 que dieron el triunfo al PSOE. Pues eso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario