Wiley Miller es un dibujante de viñetas tituladas Non Sequitur que son publicadas habitualmente en el Washington Post, el Boston Globe y L.A. Times. Sin embargo el pasado domingo 3 de octubre ninguno de los diarios publicaron la viñeta dibujada por Wiley. Se trataba de una viñeta encabezada por el texto "El título de un álbum ilustrado que ha sido votado como el que menos posibilidades tiene de encontrar un editor" y, debajo del dibujo aparecía el título "¿Dónde está Mahoma?". Evidentemente se trataba de una parodia de los conocidos álbumes ¿Dónde está Wally?, con la diferencia de que en el dibujo Mahoma no aparece por ninguna parte. Con ello el dibujante quería satirizar el miedo en las sociedades occidentales a publicar nada que ofenda a los musulmanes. El propio autor Wiley Miller explica que se trata de una sátira de "la locura de un grupo que se dedica a organizar disturbios y hacer listas de objetivos a matar por unos dibujos" y de "unos medios que se encogen de miedo ante la idea de publicar cualquier dibujo que tenga la palabra Mahoma". Y continúa el propio autor "la maravillosa ironía es que grandes periódicos como el Washington Post, que acabó con Nixon, huyan aterrados de un dibujo tan inocente, dándome así la razón en la sátira". Con casos como este o el de las famosas viñetas de Mahoma en Dinamarca, deberíamos preguntarnos si las sociedades occidentales que se han caracterizado por una absoluta libertad de expresión que no conoce campos vedados a la parodia, la sátira y la ironía, no están cayendo últimamente en una auto censura provocada por el miedo al islamofascismo.
viernes, 15 de octubre de 2010
viernes, 20 de agosto de 2010
Contradicciones históricas de la izquierda española en torno a la II República y la Guerra Civil
Que la Segunda República española fue un régimen político caracterizado por el sectarismo, el fanatismo, el desorden extremo y la violencia política que desembocó en una Guerra Civil, es algo notorio, pero negado por los que, por simples razones propagandísticas y con escasa base histórica, nos quieren vender ahora una imagen edulcorada de la Segunda República, según la cual fue un régimen plenamente democrático y progresista que quiso acabar con los privilegios de unos pocos, motivo éste por el que las clases acomodadas y la Iglesia, utilizando al ejercito lo derrocaron tras una sangrienta Guerra Civil. Si el análisis general es tan errado, no puede extrañar que se incurran en múltiples contradicciones en cuestiones que ya no son tan importantes. Pero esas contradicciones simplemente se obvian, ya que los creadores de la propaganda solo buscan fines políticos ajenos a la cultura y sus destinatarios solo esperan consignas que sirvan para alimentar su ideología sectaria y no clases de rigurosa historia.
No voy a entrar aquí a analizar una de las contradicciones más evidentes, por ser ésta conocida y sobre la que se han vertido multitud de comentarios a los que yo no añadiría nada. Me refiero por supuesto a la denuncia constante por parte de la izquierda, entonces y ahora, de la ilegalidad del levantamiento militar del 18 de julio contra el gobierno de la República legítimamente elegido, pero olvidando convenientemente que en octubre de 1934 fue la izquierda y, en concreto, el PSOE, la UGT, la CNT y Esquerra Republicana de Catalunya, la que se levantó en armas contra otro gobierno también legítimamente elegido, pero en esta ocasión de derechas. Lo que es condenable en un caso parece evidente que debería serlo en el otro. Pero no es así. Los ideólogos de la izquierda y sus propagandistas encuentran mil y una excusas para justificar la legitimidad del levantamiento revolucionario contra el gobierno republicano en octubre de 1934, mientras niegan cualquier legitimidad o mínima justificación al levantamiento del 18 de julio del 36 por parte de la derecha y cualquier referencia al precedente que supuso el golpe de Estado revolucionario de 1934 es tachado de "revisionismo" histórico, parafraseando la terminología despectiva usada contra los que niegan el holocausto judío cometido por los nazis.
Dejando al margen esta evidente contradicción, me voy a referir aquí a otras dos en las que ha incurrido de forma persistente el bando izquierdista, contradicciones que sin pudor se siguen manteniendo en la actualidad por las razones propagandísticas antes expresadas. Durante la Guerra Civil, la posguerra y aún hoy día, los izquierdistas y sus ideólogos se han quejado con amargura de la falta de apoyo de los gobiernos democráticos occidentales al gobierno de la República atacado por el fascismo. Según ellos la solidaridad entre las democracias debería haber empujado a las democracias occidentales a apoyar con dinero y armas al gobierno republicano. Lo que no tienen en cuenta, por supuesto, es que esos gobiernos occidentales veían con horror como España había caído en manos de la revolución y se asesinaba con impunidad a los considerados "enemigos de clase", se perseguía a los religiosos y se quemaban las Iglesias. Es comprensible que los gobiernos británico y francés se negasen a convertirse en colaboradores necesarios de tamaños ejercicios de violencia tan ajenos a lo que sería un Régimen auténticamente democrático.
Además, el gobierno republicano del Frente Popular antes del inicio de la Guerra Civil no predicó con el ejemplo en una situación similar incurriendo en la contradicción que yo ahora destaco. En octubre de 1935 el ejercito de la Italia fascista de Mussolini invadió Etiopia. Como represalia, la Sociedad de Naciones impuso numerosas sanciones económicas a Italia, las cuales fueron apoyadas por el gobierno republicano español de centro-derecha de Chapaprieta. Pero cuando el Frente Popular gana las elecciones en febrero de 1936, el presidente del gobierno Manuel Azaña, a pesar del intenso antifascismo del Frente Popular, no tenía ningún interés en seguir participando en las sanciones económicas impuestas a Italia por la invasión de Etiopía. Según Salvador de Madariaga, representante de la República en Ginebra ante la Sociedad de Naciones, lo primero que le dijo Azaña fue “tiene que librarme del artículo 16 (el de las sanciones). No tengo nada que ver con él”. Según el mismo Madariaga ese era el lenguaje oficial de Azaña, porque su lenguaje no oficial era “¿qué me importa a mí el Negus (el depuesto emperador Haile Selassie)?”. En esta ocasión los dirigentes republicanos de izquierda en el gobierno, primando los intereses económicos de la Nación, no consideraban que España tuviera que participar en ninguna gran lucha internacional de las democracias contra el fascismo y se negaban categóricamente a ayudar a otro país atacado por éste. Unos meses más tarde, una vez estallada la Guerra Civil, esos mismos dirigentes de la izquierda republicana exigían la ayuda de los gobiernos de las democracias occidentales apelando a una supuesta solidaridad entre democracias que ellos mismos habían intentado eludir en el caso de la invasión de Etiopia.
Otras de las denuncias reiteradas por la izquierda y sus apologistas es la incoherencia de que los tribunales del bando nacional juzgasen a los militares que se habían negado a alzarse y apoyaron al gobierno de la República como reos de "rebelión militar", cuando estos militares precisamente lo que habían hecho era oponerse a la rebelión de parte del ejército. Tampoco en esto los izquierdistas han seguido un comportamiento coherente. Cuando el Frente Popular ganó las elecciones en febrero de 1936, una de las primeras medidas que adoptaron fue aprobar una amplia amnistía que exoneraba de toda responsabilidad a los culpables de delitos cometidos durante la revolución de octubre de 1934. Incluso se aprobó un decreto que obligaba a readmitir a todos aquellos trabajadores que a raíz de su implicación en dichos hechos hubieran sido despedidos del trabajo, con independencia de la gravedad de los hechos que hubieran motivado su despido. Con esta medida se dio la paradójica situación de que en pequeños talleres regentados por familias, los hijos y la viuda del patrón asesinado tuvieron que readmitir al trabajador que había asesinado a su familiar, asesino que había quedado impune de toda responsabilidad criminal. Sin embargo la amplia amnistía aprobada por el gobierno del Frente Popular no era extensible a los miembros de las Fuerzas de Seguridad o del Ejército que hubieran cometido delitos contra las fuerzas revolucionarias alzadas en armas. Se dio, en consecuencia, la contradictoria situación de que los que se habían alzado en armas contra la República quedaron exentos de toda responsabilidad con independencia de la gravedad de los delitos cometidos, pero los que en defensa del gobierno republicano democráticamente elegido hubieran cometido algún “exceso”, fueron procesados, condenados y acabaron en la cárcel. En consecuencia, se puede decir que cuando los militares franquistas juzgaron a sus compañeros leales al gobierno republicano por rebelión militar, no estaban haciendo nada que los izquierdistas no hubieran hecho antes. Al decretar que quienes se rebelaron en octubre de 1934 contra el gobierno de la República no eran culpables de ningún delito, pero que quienes defendieron el régimen constitucional podrían haber cometido delitos que debían ser juzgados, la izquierda preconfiguró con claridad la lógica de los militares rebeldes unos meses más tarde, cuando procesaron por delito de “rebelión militar” a aquellos oficiales que se negaron a participar en la rebelión.
Por cierto, afectado por esa doble vara de medir de la izquierda fue el general López Ochoa que había comandado la campaña asturiana contra los revolucionarios de 1934 quien, a pesar de no haber estado implicado directamente en ningún episodio de represión e, incluso, haber sido criticado por los militares más duros por su “excesiva indulgencia”, fue arrestado y en esa situación le sorprendió el levantamiento militar del 18 de julio estando convaleciente en el Hospital Militar de Carabanchel. Allí fue capturado por los milicianos, decapitado y su cabeza paseada triunfalmente por las inmediaciones del Hospital.
Su condena de muerte ya la había dictado Dolores Ibárruri, la Pasionaria, unos meses antes tras el triunfo del Frente Popular al declarar que “vivimos en una situación revolucionaria que no puede ser demorada con obstáculos legales, de los que ya hemos tenido demasiados desde el 14 de abril. El pueblo impone su propia legalidad y el 16 de febrero pidió la ejecución de sus asesinos. La República debe satisfacer las necesidades del pueblo. Si no lo hace, el pueblo la derribará e impondrá su propia voluntad”. No deja de asombrar y da una triste idea de los tiempos en que vivimos, que a este sectario personaje, apologista del asesinato, le dedicamos monumentos, calles e incluso el nombre de algún Instituto de Enseñanza donde nuestros hijos aprenden las reglas del comportamiento cívico en una sociedad democrática del que evidentemente esta señora fue muy mal ejemplo.
No voy a entrar aquí a analizar una de las contradicciones más evidentes, por ser ésta conocida y sobre la que se han vertido multitud de comentarios a los que yo no añadiría nada. Me refiero por supuesto a la denuncia constante por parte de la izquierda, entonces y ahora, de la ilegalidad del levantamiento militar del 18 de julio contra el gobierno de la República legítimamente elegido, pero olvidando convenientemente que en octubre de 1934 fue la izquierda y, en concreto, el PSOE, la UGT, la CNT y Esquerra Republicana de Catalunya, la que se levantó en armas contra otro gobierno también legítimamente elegido, pero en esta ocasión de derechas. Lo que es condenable en un caso parece evidente que debería serlo en el otro. Pero no es así. Los ideólogos de la izquierda y sus propagandistas encuentran mil y una excusas para justificar la legitimidad del levantamiento revolucionario contra el gobierno republicano en octubre de 1934, mientras niegan cualquier legitimidad o mínima justificación al levantamiento del 18 de julio del 36 por parte de la derecha y cualquier referencia al precedente que supuso el golpe de Estado revolucionario de 1934 es tachado de "revisionismo" histórico, parafraseando la terminología despectiva usada contra los que niegan el holocausto judío cometido por los nazis.
Dejando al margen esta evidente contradicción, me voy a referir aquí a otras dos en las que ha incurrido de forma persistente el bando izquierdista, contradicciones que sin pudor se siguen manteniendo en la actualidad por las razones propagandísticas antes expresadas. Durante la Guerra Civil, la posguerra y aún hoy día, los izquierdistas y sus ideólogos se han quejado con amargura de la falta de apoyo de los gobiernos democráticos occidentales al gobierno de la República atacado por el fascismo. Según ellos la solidaridad entre las democracias debería haber empujado a las democracias occidentales a apoyar con dinero y armas al gobierno republicano. Lo que no tienen en cuenta, por supuesto, es que esos gobiernos occidentales veían con horror como España había caído en manos de la revolución y se asesinaba con impunidad a los considerados "enemigos de clase", se perseguía a los religiosos y se quemaban las Iglesias. Es comprensible que los gobiernos británico y francés se negasen a convertirse en colaboradores necesarios de tamaños ejercicios de violencia tan ajenos a lo que sería un Régimen auténticamente democrático.
Además, el gobierno republicano del Frente Popular antes del inicio de la Guerra Civil no predicó con el ejemplo en una situación similar incurriendo en la contradicción que yo ahora destaco. En octubre de 1935 el ejercito de la Italia fascista de Mussolini invadió Etiopia. Como represalia, la Sociedad de Naciones impuso numerosas sanciones económicas a Italia, las cuales fueron apoyadas por el gobierno republicano español de centro-derecha de Chapaprieta. Pero cuando el Frente Popular gana las elecciones en febrero de 1936, el presidente del gobierno Manuel Azaña, a pesar del intenso antifascismo del Frente Popular, no tenía ningún interés en seguir participando en las sanciones económicas impuestas a Italia por la invasión de Etiopía. Según Salvador de Madariaga, representante de la República en Ginebra ante la Sociedad de Naciones, lo primero que le dijo Azaña fue “tiene que librarme del artículo 16 (el de las sanciones). No tengo nada que ver con él”. Según el mismo Madariaga ese era el lenguaje oficial de Azaña, porque su lenguaje no oficial era “¿qué me importa a mí el Negus (el depuesto emperador Haile Selassie)?”. En esta ocasión los dirigentes republicanos de izquierda en el gobierno, primando los intereses económicos de la Nación, no consideraban que España tuviera que participar en ninguna gran lucha internacional de las democracias contra el fascismo y se negaban categóricamente a ayudar a otro país atacado por éste. Unos meses más tarde, una vez estallada la Guerra Civil, esos mismos dirigentes de la izquierda republicana exigían la ayuda de los gobiernos de las democracias occidentales apelando a una supuesta solidaridad entre democracias que ellos mismos habían intentado eludir en el caso de la invasión de Etiopia.
Otras de las denuncias reiteradas por la izquierda y sus apologistas es la incoherencia de que los tribunales del bando nacional juzgasen a los militares que se habían negado a alzarse y apoyaron al gobierno de la República como reos de "rebelión militar", cuando estos militares precisamente lo que habían hecho era oponerse a la rebelión de parte del ejército. Tampoco en esto los izquierdistas han seguido un comportamiento coherente. Cuando el Frente Popular ganó las elecciones en febrero de 1936, una de las primeras medidas que adoptaron fue aprobar una amplia amnistía que exoneraba de toda responsabilidad a los culpables de delitos cometidos durante la revolución de octubre de 1934. Incluso se aprobó un decreto que obligaba a readmitir a todos aquellos trabajadores que a raíz de su implicación en dichos hechos hubieran sido despedidos del trabajo, con independencia de la gravedad de los hechos que hubieran motivado su despido. Con esta medida se dio la paradójica situación de que en pequeños talleres regentados por familias, los hijos y la viuda del patrón asesinado tuvieron que readmitir al trabajador que había asesinado a su familiar, asesino que había quedado impune de toda responsabilidad criminal. Sin embargo la amplia amnistía aprobada por el gobierno del Frente Popular no era extensible a los miembros de las Fuerzas de Seguridad o del Ejército que hubieran cometido delitos contra las fuerzas revolucionarias alzadas en armas. Se dio, en consecuencia, la contradictoria situación de que los que se habían alzado en armas contra la República quedaron exentos de toda responsabilidad con independencia de la gravedad de los delitos cometidos, pero los que en defensa del gobierno republicano democráticamente elegido hubieran cometido algún “exceso”, fueron procesados, condenados y acabaron en la cárcel. En consecuencia, se puede decir que cuando los militares franquistas juzgaron a sus compañeros leales al gobierno republicano por rebelión militar, no estaban haciendo nada que los izquierdistas no hubieran hecho antes. Al decretar que quienes se rebelaron en octubre de 1934 contra el gobierno de la República no eran culpables de ningún delito, pero que quienes defendieron el régimen constitucional podrían haber cometido delitos que debían ser juzgados, la izquierda preconfiguró con claridad la lógica de los militares rebeldes unos meses más tarde, cuando procesaron por delito de “rebelión militar” a aquellos oficiales que se negaron a participar en la rebelión.
Por cierto, afectado por esa doble vara de medir de la izquierda fue el general López Ochoa que había comandado la campaña asturiana contra los revolucionarios de 1934 quien, a pesar de no haber estado implicado directamente en ningún episodio de represión e, incluso, haber sido criticado por los militares más duros por su “excesiva indulgencia”, fue arrestado y en esa situación le sorprendió el levantamiento militar del 18 de julio estando convaleciente en el Hospital Militar de Carabanchel. Allí fue capturado por los milicianos, decapitado y su cabeza paseada triunfalmente por las inmediaciones del Hospital.
Su condena de muerte ya la había dictado Dolores Ibárruri, la Pasionaria, unos meses antes tras el triunfo del Frente Popular al declarar que “vivimos en una situación revolucionaria que no puede ser demorada con obstáculos legales, de los que ya hemos tenido demasiados desde el 14 de abril. El pueblo impone su propia legalidad y el 16 de febrero pidió la ejecución de sus asesinos. La República debe satisfacer las necesidades del pueblo. Si no lo hace, el pueblo la derribará e impondrá su propia voluntad”. No deja de asombrar y da una triste idea de los tiempos en que vivimos, que a este sectario personaje, apologista del asesinato, le dedicamos monumentos, calles e incluso el nombre de algún Instituto de Enseñanza donde nuestros hijos aprenden las reglas del comportamiento cívico en una sociedad democrática del que evidentemente esta señora fue muy mal ejemplo.
domingo, 6 de junio de 2010
Las mentiras del 11-M
Hasta el día 11 de marzo de 2004, día de los crueles atentados que costaron la vida a 200 personas en Madrid, la campaña de las elecciones generales se estaba desarrollando con total normalidad. Todas las encuestas indicaban que el PP ganaría con una holgada mayoría absoluta. Sin embargo los atentados trastocaron todos los pronósticos. Las elecciones del 14-M de 2004 fueron ganadas por el PSOE porque desplegó una campaña de propaganda, sin precedentes en España desde el referéndum de la OTAN, con la que convencieron a una buena parte del electorado de que el gobierno del PP estaba mintiendo sobre la autoría de los atentados del 11-M. Buena parte del electorado fue aquella jornada a votar con el convencimiento de que el gobierno del PP estaba ocultando que los atentados eran obra de islamistas radicales de Al Qaeda en venganza a la participación de España en la Guerra de Irak. España se merece un gobierno que no nos mienta fueron las palabras con las que Rubalcaba pedía la noche de la jornada de reflexión el voto para su Partido. Esta frase es el resumen de la campaña orquestada por el PSOE y sus aliados mediáticos para ganar las elecciones: el PP estaba mintiendo y había que echarlo del gobierno que no se merecían. Sin embargo, conseguido el objetivo de ganar las elecciones, el paso del tiempo ha ido colocando a cada uno en su lugar, y cada vez es más evidente que no fue el gobierno del PP el que más mintió aquellos días. Analizaremos a continuación los datos objetivos, los hechos tal y como se desarrollaron, utilizando en muchas ocasiones las mismas fuentes de los medios de comunicación que se dedicaron aquellos días a hacerle el juego sucio al PSOE. Cómo el PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero les ha pagado después el favor favoreciendo a sus rivales mediáticos no deja de ser un sarcasmo de la historia.
La mañana del 11-M
El periodista Iñaki Gabilondo en la CADENA SER a las 8 y siete minutos del 11-M, media hora después de los atentado, era el primero en acusar a ETA de los atentados: “Parece ser que ETA está detrás de todo esto y parece que asoma con su lenguaje habitual, repugnante, de sangre, miedo, dolor e ira”. (fuente la fonoteca de la SER). El primer político en atribuir el atentado a ETA fue el nacionalista catalán José Antonio Durán i Lleida que a las 8 y treinta y cuatro minutos de la mañana del 11-M decía: “La gran masacre perpetrada hoy forma parte del guión diseñado por ETA para distorsionar la campaña electoral. Los atentados llegan en un momento en que políticamente se estaba en camino de poder asfixiar a ETA."
El siguiente político en achacar a ETA la autoría de los atentados del 11-M fue el candidato socialista Rodríguez Zapatero que a las 9 menos cuarto de la mañana del 11-M decía: “ETA ha intentado intervenir en la campaña. Yo pediría a todos los ciudadanos que el domingo, como reacción a ETA, hubiera una masiva participación en las urnas”. A las 9 y media de la mañana del 11-M era el coordinador general de Izquierda Unida Gaspar Llamazares el que culpaba a ETA del atentado: “La mejor respuesta a esta barbarie nazi de ETA es en las urnas, además de las movilizaciones en la calle.”
El primer gobierno con competencias en materia de terrorismo en atribuir a ETA la autoría del atentado del 11-M no fue el gobierno de Aznar, sino el gobierno del País Vasco. Esto es lo que Ibarretxe decía a las 9 y media de la mañana del 11-M: “Cuando ETA atenta ... se rompe el corazón de los vascos y vascas, por que el pueblo vasco es un pueblo civilizado ... Esta claro que ETA ha pretendido dinamitar la democracia”. Unos minutos después de la intervención del lehendakari era el PNV el que hacía público un comunicado que también atribuía la autoría del atentado a ETA: “ETA persigue la fractura social, la fractura entre las sociedades vascas y española, así como la confrontación entre partidos políticos.”
Por lo tanto, a las 11 de la mañana del 11-M periodistas como Iñaki Gabilondo de la SER, políticos como Duran i Lleida de CiU, Rodríguez Zapatero del PSOE, Gaspar Llamazares de IU y el presidente del gobierno del País Vasco Ibarretxe habían acusado públicamente a ETA de ser la autora de los atentados de los trenes de Madrid. A esa hora NINGÚN MIEMBRO DEL GOBIERNO DEL PP había atribuido a ETA la autoría del atentado.
A las 11 de la mañana del 11-M hacía su primera intervención pública el ministro del Interior Miguel Ángel Acebes en la misma estación de Atocha en una breve alocución en la que no hizo ABSOLUTAMENTE ninguna mención a ETA.
A las 11 y cuarto de la mañana del 11-M es el secretario general de Esquerra Republicana de Catalunya Josep Lluis Carod Rovira el que atribuye a ETA la autoría del atentado: “Han pasado cuarenta y pico años desde que se fundó ETA y ETA sigue matando. Por desgracia, como hemos visto cada vez más y hoy más que nunca ...”.
A las 12 de la mañana del 11-M se reúnen en el Ministerio del Interior por primera vez los mandos de las Fuerzas de Seguridad del Estado para analizar la posible autoría del atentado. Están presentes el Secretario de Estado de Seguridad Ignacio Astarloa, el Director General de la Policía, Agustín Díaz de Mera, el Director de la Guardia Civil, Santiago López Valdivieso, el subdirector general operativo de la Policía Nacional, Pedro Díaz Pintado, el subdirector operativo de la Guardia Civil, José Manuel García Varela, y el Comisario General de Información, Jesús de la Morena. Aún no se habían analizado los explosivos, pero todos los presentes coinciden en que los indicios apuntan a ETA como autora del atentado. Esos indicios eran que ETA había intentado en las Navidades anteriores explotar unas maletas en Chamartín. Por lo tanto el objeto del ataque, unos trenes, era coincidente. También ETA había intentado colocar mochilas-bomba en la estación de Baqueira-Beret, por lo tanto el modus operandi de usar unas mochilas bomba también era coincidente. Y también era un indicio importante la furgoneta con 500 kilos de explosivos interceptada por la Guardia Civil en Cañaveras en la que los etarras detenidos llevaban un mapa donde estaba marcado con un círculo el corredor de Henares, el mismo por el que discurrían los trenes atacados.
Durante esa reunión el subdirector general operativo de la Policía Nacional Pedro Díaz Pintado recibe una llamada que contesta delante de todos y en la que el comisario General de Seguridad Ciudadana, Santiago Cuadrado Jaén, le informa que la perito del laboratorio de los TEDAX le acababa de confirmar que el explosivo utilizado era TITADYN con cordón detonante. Es el explosivo utilizado habitualmente por ETA. No fueron a los únicos a los que los TEDAX informaron sobre el TITADYN esa mañana. También el Juez Baltasar Garzón que se había personado al lugar de los atentados fue informado por un TEDAX de que el explosivo utilizado había sido TITADYN con cordón detonante. Así lo reconoció el propio juez Garzón durante su comparecencia ante la Comisión de Investigación de los atentados del 11-M que meses después se creo en el Congreso de los Diputados.
A las 12 y media el Secretario de Estado de Seguridad Ignacio Astarloa informa al Ministro del Interior del contenido de la reunión mantenida con los mandos de la policía y la guardia civil y le comunica que dados los antecedentes y que los TEDAX habían identificado el explosivo como TITADYN con cordón detonante, todo apuntaba a que había sido ETA la autora de los atentados. Acebes, a su vez, informó por teléfono a Aznar.
A la misma hora el director del CNI Jorge Dezcallar informa al presidente del gobierno José María Aznar que los datos de los que disponía el CNI también apuntaban a la autoría de ETA. Por lo tanto, en torno a las 13 horas del 11-M tanto los responsables de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado como del CNI estaban informando al gobierno que la autoría más probable de los atentados apuntaba a ETA.
Inmediatamente Aznar llama por teléfono al líder de la oposición y candidato a la presidente por el PSOE José Luis Rodríguez Zapatero y le informa que los mandos policiales y el CNI coinciden en atribuir el atentado a ETA. Seguidamente Aznar llama a los directores de los principales medios de comunicación y les transmite la misma información. Estas llamadas realizadas por Aznar fueron utilizadas los días siguientes por el PSOE y sus aliados mediáticos para transmitir a la opinión pública la idea de que el gobierno del PP estaba mintiendo al atribuir la autoría a ETA. Lo cierto es que el gobierno no estaba haciendo otra cosa que transmitir a la opinión pública lo que los técnicos en la investigación le estaban aconsejando.
La rueda de prensa de Acebes la mañana del 11-M
A la 1 y media de la tarde del 11-M se produce la rimera comparecencia del Ministro del Interior Miguel Ángel Acebes ante los medios de comunicación y basándose en las informaciones que le han proporcionado los mandos de la policía y la guardia civil informa que todo hacía indicar que la autoría de los atentados correspondía a ETA.
Es a la 1 y media del 11-M cuando por primera vez un miembro del gobierno de Aznar atribuye a ETA la autoría del atentado. Antes de que lo dijera Acebes, ya habían acusado a ETA Zapatero, Duran i Lleida, Ibarretxe, Llamazares, Carod Rovira e Iñaki Gabilondo, entre otros muchos. Pero para la propaganda posterior de la izquierda y del PSOE en particular repetida hasta la nausea por puras razones electorales, el único que mintió el 11-M diciendo que había sido ETA fue Acebes.
El único que esa mañana exculpó a ETA del atentado y se lo atribuyó a islamistas radicales fue Arnaldo Otegui, el líder de la izquierda abertzale. Nadie le creyó, ni el gobierno ni por supuesto el PSOE, por mucho que luego la izquierda lo convirtiera en el profeta de la verdad al que Acebes tenía que haber creído. Posiblemente ni el propio Otegui hubiera puesto la mano en el fuego por ETA, tal y como delatan sus conversaciones privadas que le fueron grabadas en esas horas por las Fuerzas de Seguridad y que luego trascendieron. Salvo esta excepción interesada, todos los demás políticos y periodistas coincidieron, muchos antes incluso de que lo anunciara el gobierno, en que la autoría más probable del atentado era la de ETA.-
Con la información que existe a día de hoy es evidente que Acebes no mintió en esa rueda de prensa. Atribuyó la autoría de los atentados a ETA porque era eso lo que los mandos de la Policía, la Guardia Civil y el CNI le estaban trasladando de las investigaciones realizadas hasta ese momento.
Si los TEDAX mintieron en el informe sobre los explosivos que trasladaron a los mandos policiales y de estos al gobierno de Aznar, o si por el contrario dijeron la verdad en un principio y lo que explotó fue TITADYN para mentir después diciendo que era GOMA 2 ECO es algo que yo y millones de españoles deseamos que se aclare algún día para que sepamos cómo llegó el PSOE al gobierno de España en el 2004.-
Porque la propaganda que el PSOE utilizó en los días posteriores hasta el mismo día de la votación se basó en que el gobierno de Aznar mintió cuando dijo que había sido ETA. Pero lo cierto es que el gobierno dijo lo que sabía en cada momento, y la mentira que realmente está perdurando más en el tiempo es la de quienes utilizaron el 11-M para acusar falsamente al gobierno de mentir para ganar las elecciones.
Continuemos con la jornada del 11-M y con las supuestas mentiras de unos y las mentiras reales de los otros.
La tarde del 11-M y la furgoneta kangoo
A las cuatro de la tarde del 11-M el CNI remite al gobierno un informe en el que atribuye a ETA la autoría del atentado. Transcribo algunos párrafos y el que quiera consultarlo íntegro puede hacerlo en internet porque está desclasificado (INFORME del CNI con número registro 200400000039127). Informe CNI 4 de la tarde del 11-M : “Se considera casi seguro que la organización ETA es la autora de estos atentados. Lo avalan las siguientes circunstancias: ETA tenía intención de hacerse presente en la campaña electoral por medio de la realización de atentados terroristas en Madrid para demostrar su capacidad operativa y por el impacto mediático y propagandístico que consiguen”. “A falta de resultados de los análisis de los artefactos, el procedimiento es el que ETA ha empleado en buena parte de las acciones terroristas que ha realizado o ha intentado en los últimos años. En este sentido, hay que recordar la intención de hacer volar el tren Madrid-Irún las pasadas Navidades mediante maletas bomba”. “...con los datos disponibles hasta el momento, no puede afirmarse que alguna organización ligada a la Yihad Internacional pudiera ser responsable de la ejecución de estos atentados. ... Falta una de las huellas más significativas de este tipo de atentados: el terrorista suicida.”
Este informe del CNI fue entregado al gobierno y al candidato socialista Rodríguez Zapatero, que, por lo tanto, sabía lo que el CNI le estaba diciendo al gobierno. El PSOE y Zapatero mienten cuando dicen que Acebes sabía cierto que ETA no había sido o incluso podía haberlo sospechado. No era eso lo que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y los servicios secretos le decían al gobierno y el PSOE lo sabe y lo sabía entonces, pero lo que les interesaba era decir que el gobierno mentía para así conseguir el vuelco electoral que les llevara a ganar las elecciones, unas elecciones que tenían perdidas según todas las encuestas.
A las 6 y media de la tarde del 11-M los mandos policiales informan al Ministro del Interior Miguel Ángel Acebes sobre el hallazgo de la furgoneta Kangoo, con detonadores y una cinta en árabe. La misma policía informa al Ministro que la cinta no contiene una reivindicación, que es una cinta de versos coránicos que cualquiera puede comprar en los alrededores de la mezquita de la M-30 y que todo indica que es una “prueba trampa”.
Además de la policía, también el CNI le dice al gobierno que el hallazgo de la cinta no supone ningún cambio en cuanto a las sospechas de la autoría de ETA. Así lo reconoció el Director del CNI en su comparecencia en la Comisión parlamentaria que investigó el 11-M. De nuevo los técnicos, es decir, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y el CNI le dicen al gobierno que la autoría probable sigue siendo la de ETA.-
A pesar de que la policía y el CNI no le dan ninguna relevancia al hallazgo de la cinta coránica, el Ministro del Interior Miguel Ángel Acebes ordena a los mandos policiales que, por si acaso, abrieran una segunda vía de investigación para averiguar si se estaba ante un atentado islamista y convoca una rueda de presa para las 8 de la tarde del mismo 11-M en la que informará a la opinión pública.
Inmediatamente el presidente del gobierno José María Aznar llama por teléfono al candidato socialista Rodríguez Zapatero y le informa sobre el hallazgo de la cinta coránica y sobre la apertura de la segunda línea de investigación.
A las 8 de la tarde el Ministro del Interior Miguel Ángel Acebes informa a la opinión pública: “Se ha localizado en Alcalá de Henares una furgoneta ... se han localizado 7 detonadores y una cinta en árabe que contiene versículos del Corán. Esto ha hecho que acabe de dar instrucciones para que no se descarten ninguna línea de investigación. Insisto: la prioridad es la de ETA, pero acabo de dar instrucciones para que se abran todo tipo de líneas de investigación”.
Por lo tanto, Acebes informó puntualmente a la opinión pública sobre el hallazgo de la furgoneta con los detonadores y la cinta con versos del Corán y sobre su orden a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de abrir otras líneas de investigación. Sólo hubo un dato que Acebes omitió en su rueda de prensa de las 8 de la tarde: el tipo de explosivo hallado en la furgoneta de Alcalá de Henares. En su rueda de prensa de las 8 de la tarde el Ministro del Interior Miguel Ángel Acebes no informó a la opinión pública de que el explosivo encontrado en la furgoneta kangoo de Alcalá de Henares era Goma 2 ECO y no titadyn, el utilizado habitualmente en esas fechas por ETA. ¿Por qué no lo hizo?. Sencillamente porque Acebes no lo sabía.
A las 7 de la tarde, una hora antes de la rueda de prensa de Acebes informando sobre los hallazgos de la furgoneta, el perito de la Policía Científica Manuel Escribano terminó de analizar el explosivo hallado en la furgoneta y dictaminó que era Goma 2 ECO. Se lo comunica a sus superiores, y el Comisario Carlos Corrales le ordena: "No le des trámite todavía al informe. Guardatelo y cuando yo te lo diga lo sacas".
A las 10 de la noche, terminada la rueda de prensa del Ministro Acebes, el Comisario Carlos Corrales ordena al perito que ya podía cursar su informe. Carlos Corrales impidió que se diera traslado al Ministro del Interior del informe del perito e impidió que el ministro informara a la opinión pública sobre este dato importante para la investigación, la composición del explosivo encontrado en la furgoneta.
Se había puesto el primer peldaño para montar la gran mentira, la de que el gobierno estaba mintiendo sobre la autoría del atentado, se había dado el pistoletazo de salida para montar la gran campaña de intoxicación encaminada a que el PSOE ganara las elecciones sobre la falsedad de las supuestas mentiras del gobierno del PP.-
¿Por qué la policía ocultó información al Ministro del Interior? ¿Quién dio la orden para que eso se hiciera?. Aclarar estas cuestiones sería fundamental para demostrar quién fue el que más mintió aquellos días, el gobierno o el PSOE que ganó las elecciones.
Los terroristas suicidas del 11-M
23 de abril de 2007 la CadenaSer.com publica la siguiente información: "El ex jefe de la policía científica confirma que se buscaron suicidas en los trenes del 11-M. Lo ha afirmado en el juicio del 11-M Carlos Corrales. La Cadena SER informó en su día de que se investigaba esta posibilidad. Tras la difusión de esa información, la Cadena SER fue objeto de una campaña de difamación alentada tanto por el PP.”
Pero ¿realmente la Cadena Ser informó el 11-M que se estaban buscando terroristas suicidas en los trenes? ¿Qué es realmente lo que dijo la SER y que luego le fue reprochado, no por el PP, sino por media España que no comulga con las ruedas de molino del PSOE y sus grupos mediáticos?. Vamos a verlo a continuación siguiendo la fonoteca de la propia CADENA SER.-
22 horas del 11-M. La Cadena SER abre su informativo con una noticia de última hora. Según la Cadena de radio del Grupo Prisa muy vinculada al PSOE, en uno de los trenes habría aparecido el cadáver de un terrorista suicida.
Las palabras exactas de la periodista Ana Terradillos en el informativo de Iñaki Gabilondo a las 22 horas del 11-M fueron estas: “Las fuentes consultadas por la SER CONFIRMAN que una persona llevaba tres capas de ropa interior y estaba muy afeitada. Una práctica muy habitual entre los comandos suicidas islámicos antes de inmolarse”.
A las 12 de la noche del 11-M el ministro portavoz del gobierno Eduardo Zaplana desmiente públicamente la noticia sobre la existencia de terroristas suicidas en los trenes explosinados.
A pesar del desmentido, la Cadena SER insiste. El periodista García Ferreras abre su programa deportivo El Larguero de esa noche con las siguientes palabras: “La Cadena SER ha podido confirmar que al menos uno o dos de los posibles terroristas suicidas están entre los muertos. Es una información que el ministro y el Ministerio del Interior no ha querido confirmar.” No esta mal para ser un programa deportivo. Esto se llama propaganda total, bombardear con consignas a toda hora y en todo medio, hasta en los programas deportivos. El mensaje debe repetirse constantemente para que cale bien calado: el gobierno miente, el gobierno miente, el gobierno miente...
A la 1 de la madrugada de la misma noche del 11-M el informativo de Iñaki Gabilondo informaba de nuevo sobre los terroristas suicidas y daba mas detalles. Según la periodista Ana Terradillos: “Fuentes de la lucha antiterrorista insisten en que al menos una persona se ha inmolado en uno de los vagones del tren que llegaba a Atocha. Llevaba tres capas de ropa interior y estaba muy afeitado, algo muy habitual en los comandos suicidas árabes...”
Y seguí la periodista de la SER Ana Terradillos: “Las mismas fuentes aseguran que a raíz de este hecho se ha decidido avisar a forenses israelíes a través de la Embajada española en Israel”. Durante su intervención en la Comisión parlamentaria del 11-M la forense Carmen Baladía Olmedo que dirigió las labores de identificación negó que se hubiera hablado con ningún forense israelí. Otra mentira de la SER.-
Como se demostró durante el juicio del 11-M nunca hubo terroristas suicidas en los trenes. Según afirmó durante el juicio Carmen Baladía médico forense que dirigió las labores de identificación: "nunca hubo ni siquiera el más mínimo indicio de que hubiera terroristas suicidas entre los cadáveres identificados". Por lo tanto la Cadena Ser mintió la noche del 11-M cuando dijo que se habían encontrado terroristas suicidas entre los cadáveres de los trenes y también mintió el 23 de abril de 2003 cuando dijo que Carlos Corrales había confirmado las informaciones de las SER de la noche del 11-M, porque la SER no dijo esa noche QUE SE ESTABAN BUSCANDO, sino que SE HABIAN ENCONTRADO terroristas suicidas.
El periodista Iñaki Gabilondo en la CADENA SER a las 8 y siete minutos del 11-M, media hora después de los atentado, era el primero en acusar a ETA de los atentados: “Parece ser que ETA está detrás de todo esto y parece que asoma con su lenguaje habitual, repugnante, de sangre, miedo, dolor e ira”. (fuente la fonoteca de la SER). El primer político en atribuir el atentado a ETA fue el nacionalista catalán José Antonio Durán i Lleida que a las 8 y treinta y cuatro minutos de la mañana del 11-M decía: “La gran masacre perpetrada hoy forma parte del guión diseñado por ETA para distorsionar la campaña electoral. Los atentados llegan en un momento en que políticamente se estaba en camino de poder asfixiar a ETA."
El siguiente político en achacar a ETA la autoría de los atentados del 11-M fue el candidato socialista Rodríguez Zapatero que a las 9 menos cuarto de la mañana del 11-M decía: “ETA ha intentado intervenir en la campaña. Yo pediría a todos los ciudadanos que el domingo, como reacción a ETA, hubiera una masiva participación en las urnas”. A las 9 y media de la mañana del 11-M era el coordinador general de Izquierda Unida Gaspar Llamazares el que culpaba a ETA del atentado: “La mejor respuesta a esta barbarie nazi de ETA es en las urnas, además de las movilizaciones en la calle.”
El primer gobierno con competencias en materia de terrorismo en atribuir a ETA la autoría del atentado del 11-M no fue el gobierno de Aznar, sino el gobierno del País Vasco. Esto es lo que Ibarretxe decía a las 9 y media de la mañana del 11-M: “Cuando ETA atenta ... se rompe el corazón de los vascos y vascas, por que el pueblo vasco es un pueblo civilizado ... Esta claro que ETA ha pretendido dinamitar la democracia”. Unos minutos después de la intervención del lehendakari era el PNV el que hacía público un comunicado que también atribuía la autoría del atentado a ETA: “ETA persigue la fractura social, la fractura entre las sociedades vascas y española, así como la confrontación entre partidos políticos.”
Por lo tanto, a las 11 de la mañana del 11-M periodistas como Iñaki Gabilondo de la SER, políticos como Duran i Lleida de CiU, Rodríguez Zapatero del PSOE, Gaspar Llamazares de IU y el presidente del gobierno del País Vasco Ibarretxe habían acusado públicamente a ETA de ser la autora de los atentados de los trenes de Madrid. A esa hora NINGÚN MIEMBRO DEL GOBIERNO DEL PP había atribuido a ETA la autoría del atentado.
A las 11 de la mañana del 11-M hacía su primera intervención pública el ministro del Interior Miguel Ángel Acebes en la misma estación de Atocha en una breve alocución en la que no hizo ABSOLUTAMENTE ninguna mención a ETA.
A las 11 y cuarto de la mañana del 11-M es el secretario general de Esquerra Republicana de Catalunya Josep Lluis Carod Rovira el que atribuye a ETA la autoría del atentado: “Han pasado cuarenta y pico años desde que se fundó ETA y ETA sigue matando. Por desgracia, como hemos visto cada vez más y hoy más que nunca ...”.
A las 12 de la mañana del 11-M se reúnen en el Ministerio del Interior por primera vez los mandos de las Fuerzas de Seguridad del Estado para analizar la posible autoría del atentado. Están presentes el Secretario de Estado de Seguridad Ignacio Astarloa, el Director General de la Policía, Agustín Díaz de Mera, el Director de la Guardia Civil, Santiago López Valdivieso, el subdirector general operativo de la Policía Nacional, Pedro Díaz Pintado, el subdirector operativo de la Guardia Civil, José Manuel García Varela, y el Comisario General de Información, Jesús de la Morena. Aún no se habían analizado los explosivos, pero todos los presentes coinciden en que los indicios apuntan a ETA como autora del atentado. Esos indicios eran que ETA había intentado en las Navidades anteriores explotar unas maletas en Chamartín. Por lo tanto el objeto del ataque, unos trenes, era coincidente. También ETA había intentado colocar mochilas-bomba en la estación de Baqueira-Beret, por lo tanto el modus operandi de usar unas mochilas bomba también era coincidente. Y también era un indicio importante la furgoneta con 500 kilos de explosivos interceptada por la Guardia Civil en Cañaveras en la que los etarras detenidos llevaban un mapa donde estaba marcado con un círculo el corredor de Henares, el mismo por el que discurrían los trenes atacados.
Durante esa reunión el subdirector general operativo de la Policía Nacional Pedro Díaz Pintado recibe una llamada que contesta delante de todos y en la que el comisario General de Seguridad Ciudadana, Santiago Cuadrado Jaén, le informa que la perito del laboratorio de los TEDAX le acababa de confirmar que el explosivo utilizado era TITADYN con cordón detonante. Es el explosivo utilizado habitualmente por ETA. No fueron a los únicos a los que los TEDAX informaron sobre el TITADYN esa mañana. También el Juez Baltasar Garzón que se había personado al lugar de los atentados fue informado por un TEDAX de que el explosivo utilizado había sido TITADYN con cordón detonante. Así lo reconoció el propio juez Garzón durante su comparecencia ante la Comisión de Investigación de los atentados del 11-M que meses después se creo en el Congreso de los Diputados.
A las 12 y media el Secretario de Estado de Seguridad Ignacio Astarloa informa al Ministro del Interior del contenido de la reunión mantenida con los mandos de la policía y la guardia civil y le comunica que dados los antecedentes y que los TEDAX habían identificado el explosivo como TITADYN con cordón detonante, todo apuntaba a que había sido ETA la autora de los atentados. Acebes, a su vez, informó por teléfono a Aznar.
A la misma hora el director del CNI Jorge Dezcallar informa al presidente del gobierno José María Aznar que los datos de los que disponía el CNI también apuntaban a la autoría de ETA. Por lo tanto, en torno a las 13 horas del 11-M tanto los responsables de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado como del CNI estaban informando al gobierno que la autoría más probable de los atentados apuntaba a ETA.
Inmediatamente Aznar llama por teléfono al líder de la oposición y candidato a la presidente por el PSOE José Luis Rodríguez Zapatero y le informa que los mandos policiales y el CNI coinciden en atribuir el atentado a ETA. Seguidamente Aznar llama a los directores de los principales medios de comunicación y les transmite la misma información. Estas llamadas realizadas por Aznar fueron utilizadas los días siguientes por el PSOE y sus aliados mediáticos para transmitir a la opinión pública la idea de que el gobierno del PP estaba mintiendo al atribuir la autoría a ETA. Lo cierto es que el gobierno no estaba haciendo otra cosa que transmitir a la opinión pública lo que los técnicos en la investigación le estaban aconsejando.
La rueda de prensa de Acebes la mañana del 11-M
A la 1 y media de la tarde del 11-M se produce la rimera comparecencia del Ministro del Interior Miguel Ángel Acebes ante los medios de comunicación y basándose en las informaciones que le han proporcionado los mandos de la policía y la guardia civil informa que todo hacía indicar que la autoría de los atentados correspondía a ETA.
Es a la 1 y media del 11-M cuando por primera vez un miembro del gobierno de Aznar atribuye a ETA la autoría del atentado. Antes de que lo dijera Acebes, ya habían acusado a ETA Zapatero, Duran i Lleida, Ibarretxe, Llamazares, Carod Rovira e Iñaki Gabilondo, entre otros muchos. Pero para la propaganda posterior de la izquierda y del PSOE en particular repetida hasta la nausea por puras razones electorales, el único que mintió el 11-M diciendo que había sido ETA fue Acebes.
El único que esa mañana exculpó a ETA del atentado y se lo atribuyó a islamistas radicales fue Arnaldo Otegui, el líder de la izquierda abertzale. Nadie le creyó, ni el gobierno ni por supuesto el PSOE, por mucho que luego la izquierda lo convirtiera en el profeta de la verdad al que Acebes tenía que haber creído. Posiblemente ni el propio Otegui hubiera puesto la mano en el fuego por ETA, tal y como delatan sus conversaciones privadas que le fueron grabadas en esas horas por las Fuerzas de Seguridad y que luego trascendieron. Salvo esta excepción interesada, todos los demás políticos y periodistas coincidieron, muchos antes incluso de que lo anunciara el gobierno, en que la autoría más probable del atentado era la de ETA.-
Con la información que existe a día de hoy es evidente que Acebes no mintió en esa rueda de prensa. Atribuyó la autoría de los atentados a ETA porque era eso lo que los mandos de la Policía, la Guardia Civil y el CNI le estaban trasladando de las investigaciones realizadas hasta ese momento.
Si los TEDAX mintieron en el informe sobre los explosivos que trasladaron a los mandos policiales y de estos al gobierno de Aznar, o si por el contrario dijeron la verdad en un principio y lo que explotó fue TITADYN para mentir después diciendo que era GOMA 2 ECO es algo que yo y millones de españoles deseamos que se aclare algún día para que sepamos cómo llegó el PSOE al gobierno de España en el 2004.-
Porque la propaganda que el PSOE utilizó en los días posteriores hasta el mismo día de la votación se basó en que el gobierno de Aznar mintió cuando dijo que había sido ETA. Pero lo cierto es que el gobierno dijo lo que sabía en cada momento, y la mentira que realmente está perdurando más en el tiempo es la de quienes utilizaron el 11-M para acusar falsamente al gobierno de mentir para ganar las elecciones.
Continuemos con la jornada del 11-M y con las supuestas mentiras de unos y las mentiras reales de los otros.
La tarde del 11-M y la furgoneta kangoo
A las cuatro de la tarde del 11-M el CNI remite al gobierno un informe en el que atribuye a ETA la autoría del atentado. Transcribo algunos párrafos y el que quiera consultarlo íntegro puede hacerlo en internet porque está desclasificado (INFORME del CNI con número registro 200400000039127). Informe CNI 4 de la tarde del 11-M : “Se considera casi seguro que la organización ETA es la autora de estos atentados. Lo avalan las siguientes circunstancias: ETA tenía intención de hacerse presente en la campaña electoral por medio de la realización de atentados terroristas en Madrid para demostrar su capacidad operativa y por el impacto mediático y propagandístico que consiguen”. “A falta de resultados de los análisis de los artefactos, el procedimiento es el que ETA ha empleado en buena parte de las acciones terroristas que ha realizado o ha intentado en los últimos años. En este sentido, hay que recordar la intención de hacer volar el tren Madrid-Irún las pasadas Navidades mediante maletas bomba”. “...con los datos disponibles hasta el momento, no puede afirmarse que alguna organización ligada a la Yihad Internacional pudiera ser responsable de la ejecución de estos atentados. ... Falta una de las huellas más significativas de este tipo de atentados: el terrorista suicida.”
Este informe del CNI fue entregado al gobierno y al candidato socialista Rodríguez Zapatero, que, por lo tanto, sabía lo que el CNI le estaba diciendo al gobierno. El PSOE y Zapatero mienten cuando dicen que Acebes sabía cierto que ETA no había sido o incluso podía haberlo sospechado. No era eso lo que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y los servicios secretos le decían al gobierno y el PSOE lo sabe y lo sabía entonces, pero lo que les interesaba era decir que el gobierno mentía para así conseguir el vuelco electoral que les llevara a ganar las elecciones, unas elecciones que tenían perdidas según todas las encuestas.
A las 6 y media de la tarde del 11-M los mandos policiales informan al Ministro del Interior Miguel Ángel Acebes sobre el hallazgo de la furgoneta Kangoo, con detonadores y una cinta en árabe. La misma policía informa al Ministro que la cinta no contiene una reivindicación, que es una cinta de versos coránicos que cualquiera puede comprar en los alrededores de la mezquita de la M-30 y que todo indica que es una “prueba trampa”.
Además de la policía, también el CNI le dice al gobierno que el hallazgo de la cinta no supone ningún cambio en cuanto a las sospechas de la autoría de ETA. Así lo reconoció el Director del CNI en su comparecencia en la Comisión parlamentaria que investigó el 11-M. De nuevo los técnicos, es decir, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y el CNI le dicen al gobierno que la autoría probable sigue siendo la de ETA.-
A pesar de que la policía y el CNI no le dan ninguna relevancia al hallazgo de la cinta coránica, el Ministro del Interior Miguel Ángel Acebes ordena a los mandos policiales que, por si acaso, abrieran una segunda vía de investigación para averiguar si se estaba ante un atentado islamista y convoca una rueda de presa para las 8 de la tarde del mismo 11-M en la que informará a la opinión pública.
Inmediatamente el presidente del gobierno José María Aznar llama por teléfono al candidato socialista Rodríguez Zapatero y le informa sobre el hallazgo de la cinta coránica y sobre la apertura de la segunda línea de investigación.
A las 8 de la tarde el Ministro del Interior Miguel Ángel Acebes informa a la opinión pública: “Se ha localizado en Alcalá de Henares una furgoneta ... se han localizado 7 detonadores y una cinta en árabe que contiene versículos del Corán. Esto ha hecho que acabe de dar instrucciones para que no se descarten ninguna línea de investigación. Insisto: la prioridad es la de ETA, pero acabo de dar instrucciones para que se abran todo tipo de líneas de investigación”.
Por lo tanto, Acebes informó puntualmente a la opinión pública sobre el hallazgo de la furgoneta con los detonadores y la cinta con versos del Corán y sobre su orden a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de abrir otras líneas de investigación. Sólo hubo un dato que Acebes omitió en su rueda de prensa de las 8 de la tarde: el tipo de explosivo hallado en la furgoneta de Alcalá de Henares. En su rueda de prensa de las 8 de la tarde el Ministro del Interior Miguel Ángel Acebes no informó a la opinión pública de que el explosivo encontrado en la furgoneta kangoo de Alcalá de Henares era Goma 2 ECO y no titadyn, el utilizado habitualmente en esas fechas por ETA. ¿Por qué no lo hizo?. Sencillamente porque Acebes no lo sabía.
A las 7 de la tarde, una hora antes de la rueda de prensa de Acebes informando sobre los hallazgos de la furgoneta, el perito de la Policía Científica Manuel Escribano terminó de analizar el explosivo hallado en la furgoneta y dictaminó que era Goma 2 ECO. Se lo comunica a sus superiores, y el Comisario Carlos Corrales le ordena: "No le des trámite todavía al informe. Guardatelo y cuando yo te lo diga lo sacas".
A las 10 de la noche, terminada la rueda de prensa del Ministro Acebes, el Comisario Carlos Corrales ordena al perito que ya podía cursar su informe. Carlos Corrales impidió que se diera traslado al Ministro del Interior del informe del perito e impidió que el ministro informara a la opinión pública sobre este dato importante para la investigación, la composición del explosivo encontrado en la furgoneta.
Se había puesto el primer peldaño para montar la gran mentira, la de que el gobierno estaba mintiendo sobre la autoría del atentado, se había dado el pistoletazo de salida para montar la gran campaña de intoxicación encaminada a que el PSOE ganara las elecciones sobre la falsedad de las supuestas mentiras del gobierno del PP.-
¿Por qué la policía ocultó información al Ministro del Interior? ¿Quién dio la orden para que eso se hiciera?. Aclarar estas cuestiones sería fundamental para demostrar quién fue el que más mintió aquellos días, el gobierno o el PSOE que ganó las elecciones.
Los terroristas suicidas del 11-M
23 de abril de 2007 la CadenaSer.com publica la siguiente información: "El ex jefe de la policía científica confirma que se buscaron suicidas en los trenes del 11-M. Lo ha afirmado en el juicio del 11-M Carlos Corrales. La Cadena SER informó en su día de que se investigaba esta posibilidad. Tras la difusión de esa información, la Cadena SER fue objeto de una campaña de difamación alentada tanto por el PP.”
Pero ¿realmente la Cadena Ser informó el 11-M que se estaban buscando terroristas suicidas en los trenes? ¿Qué es realmente lo que dijo la SER y que luego le fue reprochado, no por el PP, sino por media España que no comulga con las ruedas de molino del PSOE y sus grupos mediáticos?. Vamos a verlo a continuación siguiendo la fonoteca de la propia CADENA SER.-
22 horas del 11-M. La Cadena SER abre su informativo con una noticia de última hora. Según la Cadena de radio del Grupo Prisa muy vinculada al PSOE, en uno de los trenes habría aparecido el cadáver de un terrorista suicida.
Las palabras exactas de la periodista Ana Terradillos en el informativo de Iñaki Gabilondo a las 22 horas del 11-M fueron estas: “Las fuentes consultadas por la SER CONFIRMAN que una persona llevaba tres capas de ropa interior y estaba muy afeitada. Una práctica muy habitual entre los comandos suicidas islámicos antes de inmolarse”.
A las 12 de la noche del 11-M el ministro portavoz del gobierno Eduardo Zaplana desmiente públicamente la noticia sobre la existencia de terroristas suicidas en los trenes explosinados.
A pesar del desmentido, la Cadena SER insiste. El periodista García Ferreras abre su programa deportivo El Larguero de esa noche con las siguientes palabras: “La Cadena SER ha podido confirmar que al menos uno o dos de los posibles terroristas suicidas están entre los muertos. Es una información que el ministro y el Ministerio del Interior no ha querido confirmar.” No esta mal para ser un programa deportivo. Esto se llama propaganda total, bombardear con consignas a toda hora y en todo medio, hasta en los programas deportivos. El mensaje debe repetirse constantemente para que cale bien calado: el gobierno miente, el gobierno miente, el gobierno miente...
A la 1 de la madrugada de la misma noche del 11-M el informativo de Iñaki Gabilondo informaba de nuevo sobre los terroristas suicidas y daba mas detalles. Según la periodista Ana Terradillos: “Fuentes de la lucha antiterrorista insisten en que al menos una persona se ha inmolado en uno de los vagones del tren que llegaba a Atocha. Llevaba tres capas de ropa interior y estaba muy afeitado, algo muy habitual en los comandos suicidas árabes...”
Y seguí la periodista de la SER Ana Terradillos: “Las mismas fuentes aseguran que a raíz de este hecho se ha decidido avisar a forenses israelíes a través de la Embajada española en Israel”. Durante su intervención en la Comisión parlamentaria del 11-M la forense Carmen Baladía Olmedo que dirigió las labores de identificación negó que se hubiera hablado con ningún forense israelí. Otra mentira de la SER.-
Como se demostró durante el juicio del 11-M nunca hubo terroristas suicidas en los trenes. Según afirmó durante el juicio Carmen Baladía médico forense que dirigió las labores de identificación: "nunca hubo ni siquiera el más mínimo indicio de que hubiera terroristas suicidas entre los cadáveres identificados". Por lo tanto la Cadena Ser mintió la noche del 11-M cuando dijo que se habían encontrado terroristas suicidas entre los cadáveres de los trenes y también mintió el 23 de abril de 2003 cuando dijo que Carlos Corrales había confirmado las informaciones de las SER de la noche del 11-M, porque la SER no dijo esa noche QUE SE ESTABAN BUSCANDO, sino que SE HABIAN ENCONTRADO terroristas suicidas.
Las llamadas de Zapatero a los medios de comunicación.
Los periodistas de la Cadena SER no fueron los únicos que esa noche mintieron afirmando que se habían encontrado terroristas suicidas entre los cadáveres. También a esas horas de la noche del 11-M el candidato socialista José Luis Rodríguez Zapatero estaba llamando por teléfono a los directores de los principales medios de información para convencerles del hallazgo de terroristas suicidas en los trenes. Zapatero consciente de su gran oportunidad puso esos días toda la carne en el asador.
El 15 de abril de 2007 Pedro J. Ramírez, muy crítico con el PP durante el 2003 y el 2004 por el apoyo del gobierno a la Guerra de Irak, escribía: "A las 10 de la noche del 11 de marzo de 2004 el aún líder de la oposición José Luis Rodríguez Zapatero me hizo su tercera llamada telefónica de la jornada" Durante esa llamada, según Pedro J. Ramírez, Zapatero le dijo "mira, yo sé por medios policiales que se han encontrado ya incluso restos de uno o dos de los suicidas ... es una información que nos llega de dentro. Oye, hemos gobernado durante 13 años y tenemos gente dentro".
Mucho se ha hablado de las llamadas de Aznar a los medios de comunicación y muy poco de éstas en las que Zapatero acusó falsamente al gobierno del PP de estar mintiendo para conseguir el apoyo de los medios de información en su campaña de acoso y derribo acelerado del PP, llamadas en las que incluso aportó datos como el de los supuestos terroristas suicidas, que luego se han demostrado absolutamente falsos.
Años después Zapatero dijo "no recordar" si había llamado a los medios de comunicación informándoles de la existencia de terroristas suicidas en los trenes. Sorprendente amnesia la del presidente del gobierno y entonces candidato a la presidencia.-
Y por cierto ¿a qué gente se refería Zapatero cuando decía que habían gobernado 13 años y tenían gente dentro de la policía que les informaba? ¿Tal vez Carlos Corrales comisario general de la policía Científica que retrasó informar al gobierno sobre el análisis de los explosivos de la furgoneta de Alcalá de Henares hasta después de la rueda de prensa de Acebes?.
En su informativo de la 1 de la madrugada la SER también introdujo una cuña con la rueda de prensa de Acebes, para a continuación informar la periodista de la SER que "en la furgoneta encontrada en Alcalá de Henares se han encontrado restos de una sustancia explosiva que no es titadyne, algo habitual en ETA.". La jugada estaba hecha. Como he dicho antes Acebes no pudo informar en esa rueda de prensa sobre los explosivos encontrados en la furgoneta kangoo porque ese informe nadie se lo había trasladado antes de la rueda de prensa, a pesar de estar ya confeccionado. Se retrasó el informe de los explosivos al ministro y éste en la rueda de prensa quedó como un mentiroso.
Y así terminó la jornada del 11-M. La estrategia ya estaba montada para la gran campaña de intoxicación. Había que convencer a la gente de que el gobierno estaba mintiendo porque el atentado había sido cometido no por ETA, sino por Al qaeda para vengar nuestra presencia en Irak y el gobierno no quería que se supiese. El gobierno era culpable del atentado y el gobierno mentía sobre la autoría para que esa culpabilidad no la pagara en las urnas. La maquinaria de propaganda estaba ya en marcha y no se pararía en nada hasta conseguir su objetivo, el vuelco electoral y la victoria el 14-M, para ello no se respetaría ni la jornada de reflexión.
Pero lo cierto es que el gobierno del PP trasladó a la opinión pública puntualmente la información que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y los Servicios Secretos le estaban transmitiendo y el 14-M todos fueron a las urnas conociendo ya las primeras detenciones de los presuntos implicados en los atentados. Pero a pesar de la transparencia informativa y la rapidez en los resultados de la investigación, cientos y cientos de miles de personas fueron a votar convencidos de que el gobierno del PP estaba mintiendo, dando la victoria al PSOE. El objetivo propagandístico se había conseguido plenamente.
Los periodistas de la Cadena SER no fueron los únicos que esa noche mintieron afirmando que se habían encontrado terroristas suicidas entre los cadáveres. También a esas horas de la noche del 11-M el candidato socialista José Luis Rodríguez Zapatero estaba llamando por teléfono a los directores de los principales medios de información para convencerles del hallazgo de terroristas suicidas en los trenes. Zapatero consciente de su gran oportunidad puso esos días toda la carne en el asador.
El 15 de abril de 2007 Pedro J. Ramírez, muy crítico con el PP durante el 2003 y el 2004 por el apoyo del gobierno a la Guerra de Irak, escribía: "A las 10 de la noche del 11 de marzo de 2004 el aún líder de la oposición José Luis Rodríguez Zapatero me hizo su tercera llamada telefónica de la jornada" Durante esa llamada, según Pedro J. Ramírez, Zapatero le dijo "mira, yo sé por medios policiales que se han encontrado ya incluso restos de uno o dos de los suicidas ... es una información que nos llega de dentro. Oye, hemos gobernado durante 13 años y tenemos gente dentro".
Mucho se ha hablado de las llamadas de Aznar a los medios de comunicación y muy poco de éstas en las que Zapatero acusó falsamente al gobierno del PP de estar mintiendo para conseguir el apoyo de los medios de información en su campaña de acoso y derribo acelerado del PP, llamadas en las que incluso aportó datos como el de los supuestos terroristas suicidas, que luego se han demostrado absolutamente falsos.
Años después Zapatero dijo "no recordar" si había llamado a los medios de comunicación informándoles de la existencia de terroristas suicidas en los trenes. Sorprendente amnesia la del presidente del gobierno y entonces candidato a la presidencia.-
Y por cierto ¿a qué gente se refería Zapatero cuando decía que habían gobernado 13 años y tenían gente dentro de la policía que les informaba? ¿Tal vez Carlos Corrales comisario general de la policía Científica que retrasó informar al gobierno sobre el análisis de los explosivos de la furgoneta de Alcalá de Henares hasta después de la rueda de prensa de Acebes?.
En su informativo de la 1 de la madrugada la SER también introdujo una cuña con la rueda de prensa de Acebes, para a continuación informar la periodista de la SER que "en la furgoneta encontrada en Alcalá de Henares se han encontrado restos de una sustancia explosiva que no es titadyne, algo habitual en ETA.". La jugada estaba hecha. Como he dicho antes Acebes no pudo informar en esa rueda de prensa sobre los explosivos encontrados en la furgoneta kangoo porque ese informe nadie se lo había trasladado antes de la rueda de prensa, a pesar de estar ya confeccionado. Se retrasó el informe de los explosivos al ministro y éste en la rueda de prensa quedó como un mentiroso.
Y así terminó la jornada del 11-M. La estrategia ya estaba montada para la gran campaña de intoxicación. Había que convencer a la gente de que el gobierno estaba mintiendo porque el atentado había sido cometido no por ETA, sino por Al qaeda para vengar nuestra presencia en Irak y el gobierno no quería que se supiese. El gobierno era culpable del atentado y el gobierno mentía sobre la autoría para que esa culpabilidad no la pagara en las urnas. La maquinaria de propaganda estaba ya en marcha y no se pararía en nada hasta conseguir su objetivo, el vuelco electoral y la victoria el 14-M, para ello no se respetaría ni la jornada de reflexión.
Pero lo cierto es que el gobierno del PP trasladó a la opinión pública puntualmente la información que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y los Servicios Secretos le estaban transmitiendo y el 14-M todos fueron a las urnas conociendo ya las primeras detenciones de los presuntos implicados en los atentados. Pero a pesar de la transparencia informativa y la rapidez en los resultados de la investigación, cientos y cientos de miles de personas fueron a votar convencidos de que el gobierno del PP estaba mintiendo, dando la victoria al PSOE. El objetivo propagandístico se había conseguido plenamente.
viernes, 4 de junio de 2010
Diego Hurtado de Mendoza, autor de El Lazarillo de Tormes.
Recientemente la paleógrafa Mercedes Agulló ha publicado un libro en el que sostiene la tesis de que el autor de El Lazarillo de Tormes es Diego Hurtado de Mendoza. Históricamente han sido varios los que se han postulado como autores de este clásico de la literatura española y que a falta de pruebas contundentes sobre su autoría estudiamos en nuestra juventud como una obra anónima. Pues bien, Mercedes Agulló aporta base documental suficiente para concluir que el Lazarillo de Tormes es obra de Diego Hurtado de Mendoza, ilustre hombre de la corte de Carlos V y luego de su hijo Felipe II, culto, ilustrado y caballero que luchó en las Batallas de Pavía y en Túnez. Dicha documentación consiste en unas correcciones del texto y una carta dirigida a Felipe II encontrados entre los legajos del que fuera su albacea testamentario. Parece ser que Diego Hurtado de Mendoza mantuvo el anonimato de su autoría porque al estar escrita la obra en lengua vulgar y no en latín, la consideraba inferior a su categoría y, además, para evitar las represalias de la Inquisición, ya que era una obra muy crítica con las costumbres el clero (de hecho fue prohibida por la Inquisición cuatro años después de salir a la luz). Lo curioso para mí es que, según Mercedes Agulló, detrás del Lazarillo de Tormes se esconde la historia de la ambición de Felipe II por hacerse con la biblioteca de Diego Hurtado de Mendoza. El cortesano era un ejemplo de hombre del renacimiento que cultivaba las armas y las letras al mismo tiempo y era un bibliófilo apasionado por los libros, no solo por su contenido sino por su mera apariencia física, hasta el punto de haber formado una ingente biblioteca a lo largo de su vida de más de 1.800 ejemplares con libros, pliegos y legajos de todo tipo. Semejante tesoro bibliográfico despertó las ambiciones de Felipe II que ansiaba hacerse con él para su propia Biblioteca. Parece ser que Diego Hurtado de Mendoza regaló a Felipe II cuando aún era príncipe un ejemplar de El Lazarillo de Tormes, razón ésta por la que Felipe II tuvo noticia de quién era su auténtico autor. El Principe no olvidó el dato y con el paso de los años el ya monarca Felipe II con el fin de hacerse con su biblioteca amenazó a Diego Hurtado de Mendoza con hacer pública la autoría del libro, lo que habría atraído sobre su persona las iras del Santo Oficio. Eso unido al chantaje que le hizo el monarca sobre unas supuestas deudas contraídas por Diego Hurtado de Mendoza cuando era embajador del Emperador en Siena veinte años antes, fueron las armas que utilizó Felipe II para hacerse con la biblioteca del cortesano, que al carecer de herederos se la legó al Monarca en testamento pasando a su muerte a engrosar los fondos de la Biblioteca de El Escorial.
jueves, 3 de junio de 2010
Política exterior de Zapatero (3): Conclusión
La idea de que vivimos en un país que ha perdido soberanía y que en materia económica está siendo tutelado desde el exterior por las grandes potencias, ha tomado fuerza en el pensamiento de muchos españoles. El eslogan del PSOE en las elecciones generales del 2004 propugnando “una vuelta a la Vieja Europa” frente a la supuesta política atlantista del PP, es un sangrante recordatorio, viendo como la Vieja Europa nos ningunea de forma clamorosa.
Los primeros gestos diplomáticos del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero han lastrado la política exterior española desde que el Partido Socialista Obrero Español asumió el gobierno de España en abril de 2004. La salida de las tropas españolas de Irak, decidida unilateralmente por el presidente del Gobierno, sin previa consulta a los supuestos aliados de España, y el acercamiento a países de dudoso pedigrí democrático, sino abiertamente dictatoriales, como Venezuela y Cuba, con los que EE.UU mantiene una controversia permanente, marcó las relaciones de España con la primera potencia mundial que con la llegada de Zapatero a la Moncloa sufrieron un enfriamiento gélido. En España el Partido Socialista quiso centralizar el enfrentamiento en la figura del presidente Norteamericano George W. Bush, convirtiéndolo en un problema de antipatía y falta de conexión entre ambos presidentes. Así además de quitar importancia al problema evidente que supone que España apenas tuviese relaciones con la primera potencia mundial, el Partido Socialista rentabilizaba electoralmente el problema diplomático al enfrentar a Rodríguez Zapatero con la “bestia negra” del izquierdismo mundial, George W. Bush. La imagen de Zapatero se realzaba entre la progresía nacional a costa de nuestras política exterior. En esta coyuntura, el relevo en la casa Blanca con la llegada de Barak Obama a la presidencia de los EE.UU se nos quiso vender desde la Moncloa y desde Ferraz como un antes y un después en las relaciones entre ambos países. Parecía que todo tenía que cambiar al desaparecer de la escena el que se suponía era el escollo que enturbiaba las relaciones entre los dos paises. No obstante, con el paso de los meses la sensación que nos queda a todos es que con Barak Obama las relaciones personales entre los presidentes de ambos países tal vez han mejorado un poco, pero las relaciones diplomáticas no han sufrido ninguna variación significativa. Tal vez pesa en el ánimo de la administración norteamericana otras consideraciones, como el hecho de que EE.UU con la administración Obama sigue en Irak, mientras que España salió en desbandada, que la Administración Zapatero mantiene excelentes relaciones con gobiernos que siguen enfrentados a los EE.UU de Obama, como Cuba y Venezuela, y, por qué no decirlo, el feo gesto que supuso que Zapatero no se levantase ante el paso de la bandera de los EE.UU en el desfile de las Fuerzas Armadas de 2003, algo que aquí en España con los símbolos nacionales de capa caída puede parecer anecdótico, pero que los norteamericanos consideraron una ofensa a un símbolo sacrosanto, tanto para republicanos como para demócratas. Sea por una cosa o por otra, lo cierto es que la famosa confluencia planetaria de la que hablara la Secretaria de Organización del PSOE Leire Pajín no se ha dado todavía, y más bien parece que ambos planetas, Obama y Zapatero, orbitan en galaxias distintas y distantes.
Unido a lo anterior, el vago y etéreo proyecto de la Alianza de Civilizaciones promovido por José Luis Rodríguez Zapatero en el que nuestro país ha invertido esfuerzos y dinero con escasos resultados, también ha contribuido a que la imagen de la política exterior española parezca poco seria y pierda enteros en las cancillerías de los países occidentales. Con semejante bagaje el gobierno de España sorprendió a todos en noviembre de 2006 al proponer, ni más ni menos, que un plan de paz para Oriente Medio que resolvería el permanente conflicto palestino israelí. Es sabido el conocimiento que el ministro de Asuntos Exteriores Miguel Ángel Moratinos tiene sobre el tema y su afinidad con la causa palestina, pero la propuesta española, dado nuestro escaso peso en la política internacional y nuestra falta de experiencia en esas lides, que la propuesta del gobierno español que no había sido previamente consultada a los actores del conflicto ni al gobierno de los EE.UU, estaba condenada al fracaso. Israel la despreció y los demás interlocutores simplemente la ignoraron.
Con este currículum llegó el gobierno de España a ocupar la presidencia rotativa de la Unión Europea en enero de 2010 y se despachó con otra sorprendente propuesta: un plan contra la crisis a nivel de la Unión Europea. La propuesta viniendo del país con mayor tasa de paro de la Unión Europea y con peores índices de recesión económica despertó las criticas abiertas de los gobiernos que en la Unión Europea cortan el bacalao, es decir, Alemania, Francia y Reino Unido, y el desprecio, por no decir la hilaridad, de la prensa económica de toda Europa. “Arregla primero tu casa y entonces podrás dar lecciones”, vinieron a decirle todos al gobierno de España en, esta vez si, absoluta confluencia planetaria. Con esta apertura espectacular se ha ido desarrollando sin pena ni gloria el resto del semestre de la presidencia Española, en la que el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha sido absolutamente ignorado en todos aquellos asuntos importantes en los que se ha exigido la mediación de la Unión Europea. Ese ha sido el caso de la intervención de la economía griega, decidida entre Francia y Alemania en reuniones en las que José Luis Rodríguez Zapatero no figuraba ni siquiera como convidado de piedra y anunciada públicamente por Sarkozy y Merkel ignorando completamente la presidencia española. Es difícil encontrar una mejor balanza que mida la importancia que España ha alcanzado en Europa con el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. El eslogan del PSOE en las elecciones generales del 2004 propugnando “una vuelta a la Vieja Europa” frente a la supuesta política atlantista del PP, es un sangrante recordatorio, viendo como la Vieja Europa nos ningunea de forma clamorosa.
Tampoco la presidencia europea ha servido para que se relanzaran las relaciones entre España y los Estados Unidos. Aquí hemos visto desde clamorosos ridículos hasta situaciones esperpénticas. Ridículo fue el cometido por la diplomacia española que anunció a bombo y platillo para la primavera de este año una conferencia entre EE.UU y la Unión Europea con presencia de Barak Obama, conferencia que nunca se realizó y cuyo fracaso y ridículo quedó aún más patente cuando la Administración de Washington tuvo que desmentir públicamente al gobierno española declarando que nunca se había confirmado la celebración de dicha conferencia ni mucho menos la presencia del presidente estadounidense. Y esperpento el vivido en febrero cuando José Luis Rodríguez Zapatero, un hombre declaradamente aconfesional y de ignoradas ideas religiosas, asistió a un acto religioso en los Estados Unidos invitado por Barak Obama. Fue demasiado evidente para buena parte de la opinión pública la sensación de que Zapatero claudicaba en sus principios, a cambio de una foto junto a Obama que relanzara su imagen internacional en evidentes horas bajas.-
El último episodio ha sido un digno colofón a seis años de despropósitos. El mismo día que se hacía pública la existencia de una llamada telefónica personal de Obama a Zapatero requiriéndolo a tomar medidas que recondujeran la economía española y redujeran nuestro déficit, el presidente español anunciaba en el Congreso de los Diputados un paquete de medidas que iban desde la rebaja de los sueldos de los funcionarios, hasta su congelación para el próximo año 2011, así como de las pensiones y hasta un recorte en las Ayudas al Desarrollo y a los dependientes. El mayor recorte en gasto social de la historia de la democracia española, había venido precedida de una llamada al orden del presidente de los EE.UU. La idea de que vivimos en un país que ha perdido soberanía y que en materia económica está siendo tutelado desde el exterior por las grandes potencias, ha tomado fuerza en el pensamiento de muchos españoles.
Desde luego la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero marcará huella en la historia de España, también en materia de relaciones exteriores, y no precisamente por sus éxitos.
Unido a lo anterior, el vago y etéreo proyecto de la Alianza de Civilizaciones promovido por José Luis Rodríguez Zapatero en el que nuestro país ha invertido esfuerzos y dinero con escasos resultados, también ha contribuido a que la imagen de la política exterior española parezca poco seria y pierda enteros en las cancillerías de los países occidentales. Con semejante bagaje el gobierno de España sorprendió a todos en noviembre de 2006 al proponer, ni más ni menos, que un plan de paz para Oriente Medio que resolvería el permanente conflicto palestino israelí. Es sabido el conocimiento que el ministro de Asuntos Exteriores Miguel Ángel Moratinos tiene sobre el tema y su afinidad con la causa palestina, pero la propuesta española, dado nuestro escaso peso en la política internacional y nuestra falta de experiencia en esas lides, que la propuesta del gobierno español que no había sido previamente consultada a los actores del conflicto ni al gobierno de los EE.UU, estaba condenada al fracaso. Israel la despreció y los demás interlocutores simplemente la ignoraron.
Con este currículum llegó el gobierno de España a ocupar la presidencia rotativa de la Unión Europea en enero de 2010 y se despachó con otra sorprendente propuesta: un plan contra la crisis a nivel de la Unión Europea. La propuesta viniendo del país con mayor tasa de paro de la Unión Europea y con peores índices de recesión económica despertó las criticas abiertas de los gobiernos que en la Unión Europea cortan el bacalao, es decir, Alemania, Francia y Reino Unido, y el desprecio, por no decir la hilaridad, de la prensa económica de toda Europa. “Arregla primero tu casa y entonces podrás dar lecciones”, vinieron a decirle todos al gobierno de España en, esta vez si, absoluta confluencia planetaria. Con esta apertura espectacular se ha ido desarrollando sin pena ni gloria el resto del semestre de la presidencia Española, en la que el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha sido absolutamente ignorado en todos aquellos asuntos importantes en los que se ha exigido la mediación de la Unión Europea. Ese ha sido el caso de la intervención de la economía griega, decidida entre Francia y Alemania en reuniones en las que José Luis Rodríguez Zapatero no figuraba ni siquiera como convidado de piedra y anunciada públicamente por Sarkozy y Merkel ignorando completamente la presidencia española. Es difícil encontrar una mejor balanza que mida la importancia que España ha alcanzado en Europa con el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. El eslogan del PSOE en las elecciones generales del 2004 propugnando “una vuelta a la Vieja Europa” frente a la supuesta política atlantista del PP, es un sangrante recordatorio, viendo como la Vieja Europa nos ningunea de forma clamorosa.
Tampoco la presidencia europea ha servido para que se relanzaran las relaciones entre España y los Estados Unidos. Aquí hemos visto desde clamorosos ridículos hasta situaciones esperpénticas. Ridículo fue el cometido por la diplomacia española que anunció a bombo y platillo para la primavera de este año una conferencia entre EE.UU y la Unión Europea con presencia de Barak Obama, conferencia que nunca se realizó y cuyo fracaso y ridículo quedó aún más patente cuando la Administración de Washington tuvo que desmentir públicamente al gobierno española declarando que nunca se había confirmado la celebración de dicha conferencia ni mucho menos la presencia del presidente estadounidense. Y esperpento el vivido en febrero cuando José Luis Rodríguez Zapatero, un hombre declaradamente aconfesional y de ignoradas ideas religiosas, asistió a un acto religioso en los Estados Unidos invitado por Barak Obama. Fue demasiado evidente para buena parte de la opinión pública la sensación de que Zapatero claudicaba en sus principios, a cambio de una foto junto a Obama que relanzara su imagen internacional en evidentes horas bajas.-
El último episodio ha sido un digno colofón a seis años de despropósitos. El mismo día que se hacía pública la existencia de una llamada telefónica personal de Obama a Zapatero requiriéndolo a tomar medidas que recondujeran la economía española y redujeran nuestro déficit, el presidente español anunciaba en el Congreso de los Diputados un paquete de medidas que iban desde la rebaja de los sueldos de los funcionarios, hasta su congelación para el próximo año 2011, así como de las pensiones y hasta un recorte en las Ayudas al Desarrollo y a los dependientes. El mayor recorte en gasto social de la historia de la democracia española, había venido precedida de una llamada al orden del presidente de los EE.UU. La idea de que vivimos en un país que ha perdido soberanía y que en materia económica está siendo tutelado desde el exterior por las grandes potencias, ha tomado fuerza en el pensamiento de muchos españoles.
Desde luego la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero marcará huella en la historia de España, también en materia de relaciones exteriores, y no precisamente por sus éxitos.
lunes, 22 de marzo de 2010
Política exterior de Zapatero (2): Marruecos, Cuba y otras "democracias"
El acercamiento del gobierno de España bajo la presidencia de Zapatero a gobiernos de dudoso pedigrí democrático, por no decir, abiertamente antidemocráticos, ha dado unos paupérrimos resultados y ha tenido unas consecuencias indeseables: el descrédito de nuestra diplomacia frente al resto de países occidentales y la pérdida de peso específico de España en las relaciones internacionales.
Los primeras visitas que un nuevo gobernante hace al extranjero suelen ser sintomáticas de la línea que va a seguir en política exterior. El primer viaje de Zapatero como presidente del gobierno fue a Marruecos. En esto no fue distinto a otros muchos presidentes españoles, pero desde un principio Zapatero y su ministro de asuntos Exteriores Miguel Ángel Moratinos quisieron marcar distancias con la política del gobierno del Partido Popular respecto a Marruecos que había pasado por momentos de tensión que culminaron con la invasión del islote de Perejil por parte de soldados marroquíes y su posterior expulsión por el ejercito español. Donde más se ha notado el cambio de rumbo del gobierno de España respecto a su política con Marruecos ha sido en la cuestión del Sahara Occidental. Desde la firma de los Acuerdos de Madrid en 1975 entre España, Marruecos y Mauritania a virtud de los cuales España abandonó su antigua colonia, todos los gobiernos españoles, tanto de la UCD, del PSOE o del PP, habían exigido con mayor o menor firmeza la necesidad de celebrar un referéndum de autodeterminación en el Sahara Occidental para que sean los ciudadanos saharauis los que decidan libremente entre la independencia, una autonomía dentro del Reino de Marruecos o la plena incorporación a este país como una provincia más. Con Zapatero como presidente del gobierno ha sido la primera vez que un gobierno español se ha alineado con las tesis de las autoridades marroquíes para defender la integración del Sahara Occidental como una provincia de Marruecos dotada de una mínima autonomía. Este cambio de postura del gobierno español respecto al problema saharaui ha sido claramente percibida por los representantes del Frente Polisario que así se lo han reprochado, y por sus máximos valedores, el gobierno de Argelia, lo que ha supuesto un enfriamiento considerable de las relaciones entre este país y España, enfriamiento que hemos pagado todos los españoles con una subida en la factura del gas que importamos de Argelia.
A cambio de sacrificar al pueblo saharaui a su suerte, el gobierno de Rabat ha incrementado la colaboración con España en dos materias muy sensibles a nuestros intereses: terrorismo islamista y emigración ilegal. No obstante, en la relación de equilibrios que debería existir entre España y Marruecos, nuestro país se ha convertido en la parte débil y rehén de los intereses de Marruecos que no ha dudado en esgrimir estos dos temas cual espada de Damocles cada vez ha querido presionar a España en algún cuestión, ya sea las relaciones comerciales preferentes con Europa, el Sahara Occidental o el estatus de las ciudades españolas de Ceuta y Melilla.
La política exterior de un país es una cuestión de Estado. Esto significa que es muy importante que los gobiernos, sean del color que sean, mantengan siempre una misma línea frente al exterior para evitar que la diplomacia se convierta en un barco que va dando bandazos de un lado a otro según venga el viento que lo gobierna. Este principio básico no ha sido respetado por Zapatero cuanto llegó al gobierno de España en el año 2004, ni en el tema de Marruecos ni en otros muchos, pero tampoco se puede decir que la visión partidista de la política exterior de José Luis Rodríguez Zapatero haya sido una sorpresa si tenemos en cuenta que el 2001 siendo líder de la oposición y en plena crisis bilateral entre España y Marruecos no dudo en viajar a este país a pesar de las recomendaciones del entonces gobierno del Partido Popular.
Otro gran tema de política exterior donde el gobierno de Zapatero ha marcado su impronta ha sido en sus relaciones con Cuba. El 2 de abril de 2004, apenas unos días después de haber tomado posesión el nuevo gobierno, el ministro de Asuntos Exteriores aterrizaba en Cuba al frente de una delegación que iba a poner las bases de la nueva política española con la Habana. Las palabras de Moratinos entonces han marcado las directrices de lo que han sido las relaciones con Cuba: “yo vengo a Cuba para conocer y escuchar, vengo a Cuba para compartir y no proponer. Yo vengo a Cuba precisamente para acompañar los retos del futuro que tienen los cubanos y las autoridades cubanas. Es la única manera de trabajar, a través del diálogo y el entendimiento”. Y como muestra de este nuevo rumbo, el gobierno de Zapatero nombró a Carlos Alonso Zaldívar, ex dirigente del Partido Comunista de España, como nuevo embajador de España en Cuba. Y desde entonces lo que España ha ofrecido al gobierno dictatorial de la Habana ha sido “dialogo y entendimiento” y más “dialogo y entendimiento”. Y, para no molestar a los dirigentes cubanos, lo que el gobierno español ha ofrecido a la oposición democrática cubana ha sido menosprecio, vacío e ignorancia. La contrapartida del gobierno de los Castro a esta política de concesiones no ha podido ser más decepcionante: más represión y más dictadura. A pesar de este pobre resultadoel gobierno español no ha variado ni un ápice su postura frente a Cuba.
La coartada esgrimida por Zapatero y su ministro Moratinos para mantener esta política ha sido que sólo desde la colaboración con la dictadura cubana se puede avanzar hacia la democratización de la Isla. Es un razonamiento demencial. Es como si los gobiernos de las democracias occidentales en los años setenta hubieran propugnado una mayor dialogo y apoyo a los gobiernos del franquismo pensando que así iban a fomentar la llegada de la democracia a España. Es todo lo contrario. Es el aislamiento internacional, fundamentalmente económico, el que obliga a las élites de los países a forzar la caída de los regímenes dictatoriales.
No es de extrañar que los opositores al régimen dictatorial cubano critiquen ásperamente la política del gobierno español. Así por ejemplo el opositor Elizardo Sánchez ha dicho que “la política de las autoridades españolas es hoy la más distante del movimiento pro democracia y de los derechos civiles en los últimos veinticinco años”. Igualmente crítico con la política española con Cuba se ha manifestado recientemente Huberto Matos, ex comandante de la Revolución que se pasó veinte años en la cárcel por oponerse al giro comunista propugnado por Fidel Castro. Cuando el régimen comunista de los hermanos Castro acabe cayendo forzado por el paso de la historia, la clase democrática que se haga con el poder en Cuba tendrá un triste recuerdo de la colaboración que los gobiernos socialistas de Zapatero tuvieron en el mantenimiento de la dictadura.
No contento con el fracaso de su política con el régimen dictatorial de Cuba, del que no ha arrancado ni una sola concesión democrática, el gobierno español ha instado de la Unión Europea que se adhiera a su postura colaboradora y abandone la política de sanciones que inició en el año 2003 durante la Primavera Negra cuando cientos de disidentes cubanos fueron encarcelados. Esa era la esperanza manifestada por Moratinos en su enésimo viaje a Cuba el pasado 17 de octubre cuando manifestó que el objeto de su viaje era “profundizar el dialogo político y abrir las puertas de la Unión Europea”. Zapatero y Moratinos querían aprovechar la presidencia rotatoria de la Unión Europea por parte de España para forzar un viraje en la política exterior europea con Cuba. Afortunadamente no ha sido así. A estas alturas de la presidencia española, el gobierno parece haber desistido de conseguir dicho viraje. El resto de países europeos ven con claridad, lo que el gobierno de España no quiere ver por razones ideológicas y para mantener contentas a sus bases más izquierdistas: que su política de colaboración no sólo es un absoluto fracaso, sino que es una vergüenza para los defensores de la democracia.
A cambio de sacrificar al pueblo saharaui a su suerte, el gobierno de Rabat ha incrementado la colaboración con España en dos materias muy sensibles a nuestros intereses: terrorismo islamista y emigración ilegal. No obstante, en la relación de equilibrios que debería existir entre España y Marruecos, nuestro país se ha convertido en la parte débil y rehén de los intereses de Marruecos que no ha dudado en esgrimir estos dos temas cual espada de Damocles cada vez ha querido presionar a España en algún cuestión, ya sea las relaciones comerciales preferentes con Europa, el Sahara Occidental o el estatus de las ciudades españolas de Ceuta y Melilla.
La política exterior de un país es una cuestión de Estado. Esto significa que es muy importante que los gobiernos, sean del color que sean, mantengan siempre una misma línea frente al exterior para evitar que la diplomacia se convierta en un barco que va dando bandazos de un lado a otro según venga el viento que lo gobierna. Este principio básico no ha sido respetado por Zapatero cuanto llegó al gobierno de España en el año 2004, ni en el tema de Marruecos ni en otros muchos, pero tampoco se puede decir que la visión partidista de la política exterior de José Luis Rodríguez Zapatero haya sido una sorpresa si tenemos en cuenta que el 2001 siendo líder de la oposición y en plena crisis bilateral entre España y Marruecos no dudo en viajar a este país a pesar de las recomendaciones del entonces gobierno del Partido Popular.
Otro gran tema de política exterior donde el gobierno de Zapatero ha marcado su impronta ha sido en sus relaciones con Cuba. El 2 de abril de 2004, apenas unos días después de haber tomado posesión el nuevo gobierno, el ministro de Asuntos Exteriores aterrizaba en Cuba al frente de una delegación que iba a poner las bases de la nueva política española con la Habana. Las palabras de Moratinos entonces han marcado las directrices de lo que han sido las relaciones con Cuba: “yo vengo a Cuba para conocer y escuchar, vengo a Cuba para compartir y no proponer. Yo vengo a Cuba precisamente para acompañar los retos del futuro que tienen los cubanos y las autoridades cubanas. Es la única manera de trabajar, a través del diálogo y el entendimiento”. Y como muestra de este nuevo rumbo, el gobierno de Zapatero nombró a Carlos Alonso Zaldívar, ex dirigente del Partido Comunista de España, como nuevo embajador de España en Cuba. Y desde entonces lo que España ha ofrecido al gobierno dictatorial de la Habana ha sido “dialogo y entendimiento” y más “dialogo y entendimiento”. Y, para no molestar a los dirigentes cubanos, lo que el gobierno español ha ofrecido a la oposición democrática cubana ha sido menosprecio, vacío e ignorancia. La contrapartida del gobierno de los Castro a esta política de concesiones no ha podido ser más decepcionante: más represión y más dictadura. A pesar de este pobre resultadoel gobierno español no ha variado ni un ápice su postura frente a Cuba.
La coartada esgrimida por Zapatero y su ministro Moratinos para mantener esta política ha sido que sólo desde la colaboración con la dictadura cubana se puede avanzar hacia la democratización de la Isla. Es un razonamiento demencial. Es como si los gobiernos de las democracias occidentales en los años setenta hubieran propugnado una mayor dialogo y apoyo a los gobiernos del franquismo pensando que así iban a fomentar la llegada de la democracia a España. Es todo lo contrario. Es el aislamiento internacional, fundamentalmente económico, el que obliga a las élites de los países a forzar la caída de los regímenes dictatoriales.
No es de extrañar que los opositores al régimen dictatorial cubano critiquen ásperamente la política del gobierno español. Así por ejemplo el opositor Elizardo Sánchez ha dicho que “la política de las autoridades españolas es hoy la más distante del movimiento pro democracia y de los derechos civiles en los últimos veinticinco años”. Igualmente crítico con la política española con Cuba se ha manifestado recientemente Huberto Matos, ex comandante de la Revolución que se pasó veinte años en la cárcel por oponerse al giro comunista propugnado por Fidel Castro. Cuando el régimen comunista de los hermanos Castro acabe cayendo forzado por el paso de la historia, la clase democrática que se haga con el poder en Cuba tendrá un triste recuerdo de la colaboración que los gobiernos socialistas de Zapatero tuvieron en el mantenimiento de la dictadura.
No contento con el fracaso de su política con el régimen dictatorial de Cuba, del que no ha arrancado ni una sola concesión democrática, el gobierno español ha instado de la Unión Europea que se adhiera a su postura colaboradora y abandone la política de sanciones que inició en el año 2003 durante la Primavera Negra cuando cientos de disidentes cubanos fueron encarcelados. Esa era la esperanza manifestada por Moratinos en su enésimo viaje a Cuba el pasado 17 de octubre cuando manifestó que el objeto de su viaje era “profundizar el dialogo político y abrir las puertas de la Unión Europea”. Zapatero y Moratinos querían aprovechar la presidencia rotatoria de la Unión Europea por parte de España para forzar un viraje en la política exterior europea con Cuba. Afortunadamente no ha sido así. A estas alturas de la presidencia española, el gobierno parece haber desistido de conseguir dicho viraje. El resto de países europeos ven con claridad, lo que el gobierno de España no quiere ver por razones ideológicas y para mantener contentas a sus bases más izquierdistas: que su política de colaboración no sólo es un absoluto fracaso, sino que es una vergüenza para los defensores de la democracia.
Parejo al compadreo que Zapatero y Moratinos han tenido con Cuba, ha sido el que se mantenido con otras democracias igualmente “ejemplares” como Venezuela. El pago que estos países han dado al gobierno español por su entreguismo ha sido paupérrimo. Mientras no ha surgido ningún escollo en la relación se han prodigado las fotos plagadas de sonrisas y los viajes de amistad. Pero, como demostración de los endebles cimientos en los que se basa la relación entre países que tienen unos regímenes políticos diametralmente opuestos, en cuanto ha surgido algún escollo en la relación, se ha destapado la caja de los truenos, los insultos, y los desprecios. Recientemente lo hemos podido comprobar con el asunto del auto del juez Velasco de la Audiencia Nacional que ha puesto en evidencia como campan a sus anchas por Venezuela los etarras y los terroristas de las FARC. El populachero Chávez y sus samberos no ha dudado en recurrir a una catarata de insultos, amenazas e improperios contra todas las instituciones españolas, desde la judicatura hasta el Rey, ante la total y absoluta pasividad del gobierno Zapatero, lo que no ha hecho más que incitar aún más al gobernante venezolano que ha identificado como debilidad la postura del gobierno español incapaz de defender los intereses de España con firmeza y decisión.
En definitiva, el acercamiento del gobierno de España bajo la presidencia de Zapatero a gobiernos de dudoso pedigrí democrático, por no decir, abiertamente antidemocráticos, ha dado unos paupérrimos resultados y ha tenido unas consecuencias indeseables: el descrédito de nuestra diplomacia frente al resto de países occidentales y la pérdida de peso específico de España en las relaciones internacionales.-
En definitiva, el acercamiento del gobierno de España bajo la presidencia de Zapatero a gobiernos de dudoso pedigrí democrático, por no decir, abiertamente antidemocráticos, ha dado unos paupérrimos resultados y ha tenido unas consecuencias indeseables: el descrédito de nuestra diplomacia frente al resto de países occidentales y la pérdida de peso específico de España en las relaciones internacionales.-
miércoles, 17 de marzo de 2010
Política exterior Zapatero (1): la Alianza de Civilizaciones y otras simpleces
Análisis de la política exterior del gobierno de Rodríguez Zapatero, tras seis años al frente de España.
El 24 de septiembre del pasado año José Luis Rodríguez Zapatero intervino ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. En su discurso el presidente español habló de su leitmotiv personal, la Alianza de Civilizaciones y de la necesidad de buscar solución a multitud de problemas: el hambre y la pobreza extremas, el cambio climático, la seguridad y la paz mundiales, Palestina, todo ello desde “un multilateralismo eficaz, responsable y solidario”. Un conjunto de buenos propósitos, que podrían figurar como deseo en el reverso cualquier postal de Navidad, pero sin ninguna propuesta, ninguna aportación, ninguna concreción, con la sola excepción de Honduras de la que exigió la reposición de Zelaya en la presidencia del país, ya que, según Zapatero, “la firme defensa de la democracia tiene ante todo un nombre y un país: Honduras”. El discurso de Rodríguez Zapatero ante la Asamblea General de las Naciones Unidas fue un botón de muestra de lo que ha sido la política exterior del gobierno socialista desde que llegó al poder en el año 2004 y la escasa repercusión internacional de su discurso fue correlativa al poco interés y el poco peso específico que las propuestas del gobierno español tienen, no ya en la política mundial, sino también en la política europea y, específicamente, en la política exterior de la Unión Europea.
El PSOE llegó al gobierno de España en el año 2004 contra todo pronóstico, gracias al partido que sacó a los atentados cometidos el 11-M, tres días antes de las elecciones. Baste recordar la intervención de Rubalcaba la noche previa a las elecciones en la Televisión pública: “España se merece un gobierno que no nos mienta”. Ya en el poder, Rodríguez Zapatero y su ministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos en vez de vincular los atentados al islamismo radical y reflexionar del por qué de la violencia en las sociedades musulmanas y de la necesidad de erradicar sus causas, achacaron el origen de los atentados a la participación de España de la mano del gobierno del PP de José María Aznar en la Guerra de Irak y su estrecha relación con los EE.UU, país odiado por igual por islamistas e izquierdistas españoles. Aznar es el culpable y EE.UU su instigador. Esta no ha sido la explicación oficial del gobierno y del PSOE, sino la oficiosa para consumo de las bases izquierdistas y esto por dos sencillas razones. La primera, porque atribuir la causa del atentado a la actitud culposa de la víctima no deja de ser una forma de justificación de la violencia que podría extrapolarse a otros ámbitos en los que al PSOE ya no le interesa tanto, como es la violencia etarra. Y en segundo lugar, el terrorismo islamista ha seguido intentando atentar en España, estando en Irak o sin estarlo, como tristemente demostró el comando de Leganes que salió por los aires después de que el PSOE ya hubiera ganado las elecciones y anunciado que sacaría las tropas españolas de Irak.
Al margen de la propaganda para consumo interno de las masas, en los discursos oficiales Zapatero ha encontrado su culpable a la violencia extrema puesta de manifiesto en los atentados del 11-S en EE.UU y 11-M en Madrid. Para Rodríguez Zapatero y su ministro Moratinos la violencia terrorista no tiene su origen en las sociedades islamistas, a las que, siguiendo a los islamófilos más extremos, consideran pacíficas e incapaces de engendrar per se ninguna forma de violencia, sino que la culpa la tienen las sociedades occidentales por su incomprensión, agresión y maltrato constante a los países musulmanes. Y la solución para Rodríguez Zapatero pasa por una gran alianza entre todas las civilizaciones del mundo. El culpable intelectual de la violencia terrorista internacional no son los cientos y cientos de intelectuales musulmanes que llaman a diario a la Guerra Santa contra Occidente desde las Universidades, los libros, los periódicos y los medios de comunicación islamistas, sino que el culpable es Huntington y su libro El Choque de Civilizaciones. Libro que por supuesto Zapatero no ha leído, como demuestra cada vez que lo cita, pero que basta su simple título para refutarlo y esgrimirlo como bandera de la supuesta intransigencia de Occidente.
Esa entelequia llamada Alianza de Civilizaciones promovida por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, con un costosísimo coste para el bolsillo del contribuyente español, dicho sea de paso, sufre de graves defectos que lastran cualquier desarrollo. Olvida que uno de los leitmotiv fundamentales para el crecimiento de los partidos islamistas, moderados o radicales, en los países musulmanes es precisamente el odio a Occidente y esto no lo va a cambiar por mucho “buenismo” que derroche Occidente. Además, como la propuesta nace de un complejo de culpabilidad por parte Occidente, parece que sean las sociedades occidentales las que tengan que adaptar su comportamiento a las exigencias islamistas, olvidando los muchos defectos de los que padecen las sociedades musulmanes, especialmente, la falta de democracia y de respeto a los derechos fundamentales. Como consecuencia de estos planteamientos, no es de extrañar que ante comportamientos tan irrelevantes como la publicación de unas viñetas supuestamente ofensivas contra el Islam, los partidarios de la Alianza de Civilizaciones hayan reaccionado exigiendo respeto a la religión musulmana --algo que por supuesto no harían en un caso similar referido a la religión católica--, e incluso, con llamamientos a la implantación de restricciones a la libertad de expresión que parecen increíbles en sociedades que se dicen democráticas y progresistas.
El único apoyo que se ha dado internacionalmente a la Alianza de Civilizaciones propuesta por el presidente español ha procedido del primer ministro turco Tayyip Erdogan. Ha sido un apoyo más simbólico que real, fruto de los propios intereses turcos de ofrecer su cara amable a Europa para promocionar su candidatura a ingresar en la Unión Europea, ya que lo cierto es que en Turquía se persigue a la minoría cristiana y, por ejemplo, el Seminario Ortodoxo sigue cerrado sine die, lo que no parece muy acorde con promover una confluencia de civilizaciones en amigable concordia.
No es de extrañar que con propuestas tan vacuas y etéreas como la de la Alianza de Civilizaciones, nuestro país haya perdido peso específico en las relaciones internacionales.
El PSOE llegó al gobierno de España en el año 2004 contra todo pronóstico, gracias al partido que sacó a los atentados cometidos el 11-M, tres días antes de las elecciones. Baste recordar la intervención de Rubalcaba la noche previa a las elecciones en la Televisión pública: “España se merece un gobierno que no nos mienta”. Ya en el poder, Rodríguez Zapatero y su ministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos en vez de vincular los atentados al islamismo radical y reflexionar del por qué de la violencia en las sociedades musulmanas y de la necesidad de erradicar sus causas, achacaron el origen de los atentados a la participación de España de la mano del gobierno del PP de José María Aznar en la Guerra de Irak y su estrecha relación con los EE.UU, país odiado por igual por islamistas e izquierdistas españoles. Aznar es el culpable y EE.UU su instigador. Esta no ha sido la explicación oficial del gobierno y del PSOE, sino la oficiosa para consumo de las bases izquierdistas y esto por dos sencillas razones. La primera, porque atribuir la causa del atentado a la actitud culposa de la víctima no deja de ser una forma de justificación de la violencia que podría extrapolarse a otros ámbitos en los que al PSOE ya no le interesa tanto, como es la violencia etarra. Y en segundo lugar, el terrorismo islamista ha seguido intentando atentar en España, estando en Irak o sin estarlo, como tristemente demostró el comando de Leganes que salió por los aires después de que el PSOE ya hubiera ganado las elecciones y anunciado que sacaría las tropas españolas de Irak.
Al margen de la propaganda para consumo interno de las masas, en los discursos oficiales Zapatero ha encontrado su culpable a la violencia extrema puesta de manifiesto en los atentados del 11-S en EE.UU y 11-M en Madrid. Para Rodríguez Zapatero y su ministro Moratinos la violencia terrorista no tiene su origen en las sociedades islamistas, a las que, siguiendo a los islamófilos más extremos, consideran pacíficas e incapaces de engendrar per se ninguna forma de violencia, sino que la culpa la tienen las sociedades occidentales por su incomprensión, agresión y maltrato constante a los países musulmanes. Y la solución para Rodríguez Zapatero pasa por una gran alianza entre todas las civilizaciones del mundo. El culpable intelectual de la violencia terrorista internacional no son los cientos y cientos de intelectuales musulmanes que llaman a diario a la Guerra Santa contra Occidente desde las Universidades, los libros, los periódicos y los medios de comunicación islamistas, sino que el culpable es Huntington y su libro El Choque de Civilizaciones. Libro que por supuesto Zapatero no ha leído, como demuestra cada vez que lo cita, pero que basta su simple título para refutarlo y esgrimirlo como bandera de la supuesta intransigencia de Occidente.
Esa entelequia llamada Alianza de Civilizaciones promovida por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, con un costosísimo coste para el bolsillo del contribuyente español, dicho sea de paso, sufre de graves defectos que lastran cualquier desarrollo. Olvida que uno de los leitmotiv fundamentales para el crecimiento de los partidos islamistas, moderados o radicales, en los países musulmanes es precisamente el odio a Occidente y esto no lo va a cambiar por mucho “buenismo” que derroche Occidente. Además, como la propuesta nace de un complejo de culpabilidad por parte Occidente, parece que sean las sociedades occidentales las que tengan que adaptar su comportamiento a las exigencias islamistas, olvidando los muchos defectos de los que padecen las sociedades musulmanes, especialmente, la falta de democracia y de respeto a los derechos fundamentales. Como consecuencia de estos planteamientos, no es de extrañar que ante comportamientos tan irrelevantes como la publicación de unas viñetas supuestamente ofensivas contra el Islam, los partidarios de la Alianza de Civilizaciones hayan reaccionado exigiendo respeto a la religión musulmana --algo que por supuesto no harían en un caso similar referido a la religión católica--, e incluso, con llamamientos a la implantación de restricciones a la libertad de expresión que parecen increíbles en sociedades que se dicen democráticas y progresistas.
El único apoyo que se ha dado internacionalmente a la Alianza de Civilizaciones propuesta por el presidente español ha procedido del primer ministro turco Tayyip Erdogan. Ha sido un apoyo más simbólico que real, fruto de los propios intereses turcos de ofrecer su cara amable a Europa para promocionar su candidatura a ingresar en la Unión Europea, ya que lo cierto es que en Turquía se persigue a la minoría cristiana y, por ejemplo, el Seminario Ortodoxo sigue cerrado sine die, lo que no parece muy acorde con promover una confluencia de civilizaciones en amigable concordia.
No es de extrañar que con propuestas tan vacuas y etéreas como la de la Alianza de Civilizaciones, nuestro país haya perdido peso específico en las relaciones internacionales.
martes, 9 de febrero de 2010
PSOE: Del acontecimiento planetario, al complot planetario
En poco tiempo hemos pasado del acontecimiento planetario que anunció Leire Pajín, al complot internacional que se ha inventado José Blanco para ocultar las responsabilidades del gobierno en la pésima situación económica de España y en su mala prensa internacional
Los líderes del Partido Socialista Obrero Español nos están acostumbrando últimamente a frases que, si bien en un principio hacen las delicias de los comentaristas políticos, con una reflexión más profunda levantan oleadas de preocupación entre la opinión pública informada y los observadores políticos, ya que son indicativas de la dudosa capacidad de quienes nos gobiernan.
El tres de junio del año pasado Leire Pajín, Secretaria de Organización del PSOE, nos sorprendía con unas declaraciones anunciándonos un futuro acontecimiento planetario: "Les sugiero que estén atentos al próximo acontecimiento histórico que se producirá en nuestro planeta. La coincidencia en breve de dos presidencias progresistas a ambos lados del Atlántico, la presidencia de Obama en EEUU y Zapatero presidiendo la UE”. En su día estas hiperbólicas manifestaciones hicieron las delicias de los humoristas que las parodiaron a gusto. Pero el refranero español es rico y certero y hay una frase que dice que “el tiempo pone a cada uno en su lugar”. Y ¿en qué ha quedado el acontecimiento planetario?. Pues en nada. A principios de año el gobierno español anunció a bombo y platillo una cumbre entre EE.UU y la Unión Europea a celebrar en la próxima primavera en Madrid. Ahora esa cumbre se ha descartado ante la negativa de Obama a asistir a la misma y, además, hemos tenido que aguantar el descrédito internacional de nuestra diplomacia cuando la propia Casa Blanca salió al paso anunciando que nunca se había previsto la asistencia de Obama a dicha cumbre. La imagen del gobierno español y de nuestra diplomacia ha salido dañada en un momento en el que España por presidir la Unión Europea debería demostrar capacidad de liderazgo internacional.
Los líderes del Partido Socialista Obrero Español nos están acostumbrando últimamente a frases que, si bien en un principio hacen las delicias de los comentaristas políticos, con una reflexión más profunda levantan oleadas de preocupación entre la opinión pública informada y los observadores políticos, ya que son indicativas de la dudosa capacidad de quienes nos gobiernan.
El tres de junio del año pasado Leire Pajín, Secretaria de Organización del PSOE, nos sorprendía con unas declaraciones anunciándonos un futuro acontecimiento planetario: "Les sugiero que estén atentos al próximo acontecimiento histórico que se producirá en nuestro planeta. La coincidencia en breve de dos presidencias progresistas a ambos lados del Atlántico, la presidencia de Obama en EEUU y Zapatero presidiendo la UE”. En su día estas hiperbólicas manifestaciones hicieron las delicias de los humoristas que las parodiaron a gusto. Pero el refranero español es rico y certero y hay una frase que dice que “el tiempo pone a cada uno en su lugar”. Y ¿en qué ha quedado el acontecimiento planetario?. Pues en nada. A principios de año el gobierno español anunció a bombo y platillo una cumbre entre EE.UU y la Unión Europea a celebrar en la próxima primavera en Madrid. Ahora esa cumbre se ha descartado ante la negativa de Obama a asistir a la misma y, además, hemos tenido que aguantar el descrédito internacional de nuestra diplomacia cuando la propia Casa Blanca salió al paso anunciando que nunca se había previsto la asistencia de Obama a dicha cumbre. La imagen del gobierno español y de nuestra diplomacia ha salido dañada en un momento en el que España por presidir la Unión Europea debería demostrar capacidad de liderazgo internacional.
El fracaso del gobierno se ha tratado de salvar con la asistencia de Zapatero al Desayuno de la Oración, un acto religioso organizado por el Congreso de los Estados Unidos, pero cuyo efecto ha sido contraproducente en la opinión pública que no entiende la asistencia de Zapatero, un presidente que ha hecho gala de su aconfesionalidad, a un acto de contenido religioso en el que se va a rezar y a leer la Biblia. Que el presidente de los EE.UU vaya a un acto religioso es lógico y coherente si tenemos en cuenta que en ese país 9 de cada 10 personas declaran creer en Dios, que los alumnos inician sus clases con el rezo de una oración y que los políticos terminan sus discursos con un "Dios bendiga América", pero en España para muchos ha sido incomprensible y hasta ridículo que el presidente José Luis Rodriguez Zapatero, que ha convertido en un asunto personal desterrar cualquier símbolo cristiano de la vida pública, acuda precisamente a un acto religioso a rezar.
Y la última ocurrencia de los socialistas ha venido de la mano de José Blanco, ministro de Fomento, que ayer anunció la existencia de un complot internacional contra España, ni más ni menos. Blanco afirmó que: "Nada de lo que está ocurriendo en el mundo, incluidos los editoriales de periódicos extranjeros, es casual o inocente. Todo responde a un objetivo. Los comentarios apocalípticos sobre la situación económica de España en nada benefician a nuestro país. En este momento hay un ataque al euro y hay que darle una respuesta". Esto suena al manido complot judeo-masónico del que echaba mano el régimen franquista para eludir sus propias responsabilidades y justificar con un enemigo exterior inexistente las penurias por las que atravesaba la España de la posguerra. Así lo han interpretado muchos comentaristas políticos que acusan al gobierno de inventarse complots para ocultar sus propias responsabilidades en la pésima situación económica de España y en su mala prensa internacional. La contestación a las palabras de José Blanco por parte de los comentaristas internacionales ha sido rápida. El Financial Times en su versión digital ha calificado de "simple" la visión de José Blanco de los hechos e incluso ha calificado al ministro de "un poco paranoico".
No contento con “inventarse complots” internacionales contra España, José Blanco en la misma entrevista en la que hacía su sorprendente anuncio, apelaba “al sentido patriótico de todos" para crear confianza. Como ya hiciera en su día Zapatero, que acusó de antipatriotas a los que hablaban de crisis en España, ahora José Blanco de nuevo apela al patriotismo. Este recurso al patriotismo suena más bien a argucia para acallar las críticas internas a la política del gobierno y dicen más bien poco del sentido democrático y de responsabilidad de quienes acuden a estos argumentos para silenciar a la oposición y a la oponión pública crítica con la acción del gobierno. Antes de apelar tanto al patriotismo, los líderes socialistas deberían recordar la frase del Doctor Johnson "El patriotismo es el último refugio de los canallas."
Así navega el barco español comandado por José Luis Rodríguez Zapatero, haciendo aguas por todas partes y con bandazos de un lado a otro, medidas que se anuncian para luego retirarlas, dando una pésima imagen en el interior y en el exterior de improvisación e incapacidad y con un déficit público que va ya por los dos dígitos y que hacen temer a los inversores extranjeros sobre la solvencia económica de nuestro país. Bien haría el gobierno de dejarse de complots y de patrioterismos y afrontar los recortes presupuestarios y las reformas laborales, económicas, educativas y sociales que precisa España para hacer frente a las exigencias de un mundo cada vez más competitivo.
Y la última ocurrencia de los socialistas ha venido de la mano de José Blanco, ministro de Fomento, que ayer anunció la existencia de un complot internacional contra España, ni más ni menos. Blanco afirmó que: "Nada de lo que está ocurriendo en el mundo, incluidos los editoriales de periódicos extranjeros, es casual o inocente. Todo responde a un objetivo. Los comentarios apocalípticos sobre la situación económica de España en nada benefician a nuestro país. En este momento hay un ataque al euro y hay que darle una respuesta". Esto suena al manido complot judeo-masónico del que echaba mano el régimen franquista para eludir sus propias responsabilidades y justificar con un enemigo exterior inexistente las penurias por las que atravesaba la España de la posguerra. Así lo han interpretado muchos comentaristas políticos que acusan al gobierno de inventarse complots para ocultar sus propias responsabilidades en la pésima situación económica de España y en su mala prensa internacional. La contestación a las palabras de José Blanco por parte de los comentaristas internacionales ha sido rápida. El Financial Times en su versión digital ha calificado de "simple" la visión de José Blanco de los hechos e incluso ha calificado al ministro de "un poco paranoico".
No contento con “inventarse complots” internacionales contra España, José Blanco en la misma entrevista en la que hacía su sorprendente anuncio, apelaba “al sentido patriótico de todos" para crear confianza. Como ya hiciera en su día Zapatero, que acusó de antipatriotas a los que hablaban de crisis en España, ahora José Blanco de nuevo apela al patriotismo. Este recurso al patriotismo suena más bien a argucia para acallar las críticas internas a la política del gobierno y dicen más bien poco del sentido democrático y de responsabilidad de quienes acuden a estos argumentos para silenciar a la oposición y a la oponión pública crítica con la acción del gobierno. Antes de apelar tanto al patriotismo, los líderes socialistas deberían recordar la frase del Doctor Johnson "El patriotismo es el último refugio de los canallas."
Así navega el barco español comandado por José Luis Rodríguez Zapatero, haciendo aguas por todas partes y con bandazos de un lado a otro, medidas que se anuncian para luego retirarlas, dando una pésima imagen en el interior y en el exterior de improvisación e incapacidad y con un déficit público que va ya por los dos dígitos y que hacen temer a los inversores extranjeros sobre la solvencia económica de nuestro país. Bien haría el gobierno de dejarse de complots y de patrioterismos y afrontar los recortes presupuestarios y las reformas laborales, económicas, educativas y sociales que precisa España para hacer frente a las exigencias de un mundo cada vez más competitivo.
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